Evangelio domingo 30 de junio
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús pasó
de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a él mucha gente; él
estaba a la orilla del mar. Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado
Jairo, y al verle, cae a sus pies, y le suplica con insistencia diciendo: «Mi
hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve
y viva».
Y se fue con él. Le seguía un gran
gentío que le oprimía. Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde
hacía doce años, y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado
todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor, habiendo oído
lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto.
Pues decía: «Si logro tocar, aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré».
Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que estaba
sana del mal.” °°° Marcos 5, 21-24. 35b-43.
En
todo momento hay que sostener la fe. Existen tres virtudes teologales en
nuestra Iglesia Católica. Esas virtudes nos orientan para el buen obrar en el
comportamiento moral de nosotros. El apóstol san Pablo propone las tres para el
vivir cristiano. Ellas son: La fe, la esperanza y la caridad. (1 Corintios 13,
13).
La fe ocupa un lugar privilegiado en el ser y
el quehacer de cada persona. Es tan importante cuidar y alimentar la fe, pues de lo contrario,
cuando la fe no tiene obras, se muere. (cfr. Santiago 2, 26). El mayor consejo
es vivir según la fe, profesarla, dar testimonio de la fe. (cfr. Catecismo
1814-1816).
La
fe se convierte en una relación perfecta entre las personas, en una
manifestación del gozo y de la alegría cristiana, en un compartir tanta Gracia
y tanta bondad de Dios. Cuando nuestra fe está centrada en la persona de Cristo
Jesús, no hay problemas. No caemos en errores, no nos dejamos confundir, no
colocamos las esperanzas en algo físico, no mezclamos ideas esotéricas, no
discutimos lo que nunca debimos haber discutido, lo físico nunca podrá superar
lo espiritual.
Jesucristo
pregunta por la calidad de fe de cada persona. Por ejemplo: ¿tienes fe?
¿crees que yo puedo hacerlo? Hay personas que impactan por la grandeza de su
fe. La mujer hemorroisa recibe el alago de Dios: “Tu fe te ha salvado”. El
centurión romano es un excelente modelo de fe. “Basta que los digas de palabra
y mi criado quedará sano” El salvador del mundo exclama “No he encontrado en
nadie tanta fe”. (Mateo 8, 10).
EN EL AÑO DEL HIJO JESUCRISTO
El comienzo (cfr. Lucas 3, 23) de la vida
pública de Jesús es su bautismo por Juan en el Jordán (cfr. Hechos 1, 22). Juan proclamaba "un
bautismo de conversión para el perdón de los pecados" (Lucas 3, 3). Es la
manifestación ("Epifanía") de Jesús como Mesías de Israel e Hijo de
Dios. (Catecismo # 535).
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