Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Era el día de la Preparación de la Pascua. Los judíos pidieron a Pilato
que hiciera quebrar las piernas de los crucificados y mandara retirar sus
cuerpos, para que no quedaran en la cruz durante el sábado, porque ese día era
muy solemne. Los soldados fueron y quebraron las piernas a los dos que habían
sido crucificados con Jesús.
Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las
piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en
seguida brotó sangre y agua.
El que vio esto lo
atestigua: su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que
también ustedes crean. Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que
dice: «No le quebrarán ninguno de sus huesos». Y otro pasaje de la Escritura,
dice: «Verán al que ellos mismos traspasaron». Juan 19, 31-37.
En el siglo XVII Blaise
Pascal, matemático, físico, filósofo, teólogo católico y apologista francés, se
le ocurrió afirmar: “El corazón tiene razones que la razón ignora” Podría uno
entender que el corazón guiado por los buenos consejos de la razón, le darían
al ser humano la respuesta que está buscando para tomar decisiones en su vida.
Jesús de Nazareth, nos propone
acogernos al Sagrado Corazón de Jesús. Un corazón lleno de vida, de
amor, de misericordia, de mucha paciencia para con nosotros. Una buena
experiencia del Sagrado Corazón puede cambiar notablemente nuestras vidas.
Hablar del Sagrado Corazón es ubicarse en un punto central de nuestra
fe. A Dios se le ocurrió que la humanidad puede vivir en paz, armonía y
hermandad, si se dedican a “Amar”.
El principio es amar. Un corazón que ama a Dios, respeta las leyes de
Dios, acoge la Palabra de Dios, se orienta por el espíritu de Dios. Ese corazón
está capacitado para amar a los demás y para vivir de acuerdo a una sana
autoestima. Amas a Dios, amas a los demás y te amas a ti y te valoras como un
gran hijo de Dios, con un excelente corazón.
Santa Margarita María
alocoque, una excelente religiosa, con unas cualidades admirables, con una
perfección de vida, con gracias místicas. Dios le concedió la gracia de ser la
mensajera sobre la devoción, importancia y milagros del Sagrado Corazón.
Pensemos en una vida organizada con un buen corazón. Por ejemplo:
¿De qué me sirve saber tanto de Dios, si no tengo amor? La Escritura me
orienta: “No todo el que me diga Señor, Señor entrará en el Reino de Dios”. Si
no tengo amor nada soy (1 Corintios 13, 2). El Mayor mandamiento de un creyente
deber ser el “Amor” (cfr. Marcos 12, 28-31).
SI DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE
ESTA REFLEXIÓN HAZ CLICK AQUÍ