29 de agosto de 2024

ELEGIR EL CAMINO CORRECTO, ES PRUDENCIA. Evangelio viernes 30 de agosto 2024


ELEGIR EL CAMINO CORRECTO, ES PRUDENCIA.
Evangelio viernes 30 de agosto 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Dijo Jesús: «Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio. Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas. Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron.
 
            A media noche se oyó un grito: "¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!" Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: "Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan." Pero las prudentes replicaron: "No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis." °°° Mateo 25, 1-13.
 
            Aprendemos a vivir según el Reino de Dios, si organizamos nuestra manera de pensar, de hablar, de decidir según la prudencia. Así lograremos el objetivo de alcanzar el Reino de Dios, de vivir en paz y en comunión con los demás, de cometer menos errores en nuestras vidas, de elegir lo correcto y lo conveniente para nuestra vida persona.  Si elegimos lo contrario, la necedad, perderemos las oportunidades de éxito, buena vida cristiana, buena convivencia con los demás. La necedad no sirve como compañera de viaje.
 
            La prudencia está considerada como la base y el fundamento de todas las virtudes. Dirige nuestro entendimiento, nos permite discernir entre lo bueno, lo que se debe y no se debe hacer. San Agustín de Hipona, doctor de la Iglesia Católica, enseñaba la importancia de ser prudente: “Discernir lo que es útil para ir a Dios”. El Concilio Vaticano II en su declaración sobre la dignidad humana, recuerda al ser humano su misión llevar una vida según las exigencias de la verdad. (cfr. Dignitatis Humanae, 2).
 
            La Escritura nos invita a ser personas prudentes en todo nuestro ser y actuar. Por ejemplo, la discreción nos orienta la delicadeza en lo que somos y decidimos. “La discreción nos libra del mal camino” (Proverbios 2, 11). La sensatez nos permite medir las consecuencias antes de actuar. “Cuando Dios nos da su espíritu, nuestra responsabilidad es no apagarlo”. (Tesalonicenses 5, 19). 
 
La sabiduría viene de Dios y le permite a la persona prudente actuar según la inteligencia y el buen conocimiento. “Vale más una persona sabia que una persona fuerte. Vale más el saber que el poder”. (Proverbios 24, 3).  “Una persona necia toma el camino equivocado”. (Eclesiastés 10, 2).
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