Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús dijo
a los judíos: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan
vivirá eternamente, y el pan que Yo daré es mi carne para la Vida del mundo”.
Jesús les respondió: “Les aseguro
que, si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán
Vida en ustedes.
El que come mi carne y bebe mi
sangre tiene Vida eterna, y Yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne
es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y
bebe mi sangre permanece en mí y Yo en él.” °°° Juan 6, 51-58.
La
Eucaristía tiene su razón de ser en la persona de Cristo Jesús. Él es el
Pan de vida eterna, Él comunica su Palabra, Él que come su carne y sigue su
Palabra gana la eternidad. No existe otro alimento para vivir según el querer
de Dios sino la Eucaristía. Jesucristo se sacrifica por la humanidad y se
convierte en el único camino de comunión y salvación. Cuando una persona vive
correctamente la Eucaristía, comprende que come el Pan de vida eterna y vive en
comunión con el único que ofrece salvación.
El
Papa Francisco nos permite comprender dónde está el secreto de Jesús Eucaristía.
Dice el santo Padre: “Jesús se hace frágil como el pan que se rompe y se
desmigaja. Pero precisamente ahí radica su fuerza. En la Eucaristía la fragilidad es fuerza: fuerza del amor que se
hace pequeño para ser acogido y no temido; fuerza del amor que se parte y se
divide para alimentar y dar vida; fuerza del amor que se fragmenta para
reunirnos en la unidad”
También
advierte: “Cando recibimos la Eucaristía, Jesús hace lo mismo con nosotros: nos
conoce, sabe que somos pecadores y que cometemos muchos errores, pero no
renuncia a unir su vida a la nuestra”. (cfr. Ángelus, 6 de junio, 2021).
Jesucristo
propone una sociedad de la Eucaristía, donde reine la hermandad, la caridad, la
humildad, el perdón y la justicia. La Eucaristía es el Pan compartido para
un mundo mejor. La Eucaristía es la dieta integral para un buen apóstol, un
buen católico, un excelente creyente. El Pan de la Palabra de Dios se sirve en
la Eucaristía, se proclama, se medita, se instala en el corazón del creyente,
es la sabiduría de Dios.
San Juan Pablo II, afirmaba que “La Iglesia
vive de la Eucaristía
y se edifica con la Eucaristía.” La misma Eucaristía le da su razón de ser.
(cfr. Cata Encíclica, Ecclesia de Eucharistia, 1).
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