3 de noviembre de 2025

EL REINO DE DIOS ES PARA TODOS Evangelio martes 4 de noviembre 2025


EL REINO DE DIOS ES PARA TODOS 
La salvación que ofrece Dios es universal                                
Evangelio martes 4 de noviembre 2025 Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Al oír esto, uno de los comensales le dijo: «¡Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios!» Él le respondió: «Un hombre dio una gran cena y convidó a muchos; a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los invitados:`Venid, que ya está todo preparado.’ Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero le dijo: `He comprado un campo y tengo que ir a verlo; te ruego me dispenses.’ Y otro dijo: `He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego me dispenses. ’Otro dijo: `Me acabo de casar, y por eso no puedo ir.’
 
«Regresó el siervo y se lo contó a su señor. Entonces, el dueño de la casa, airado, dijo a su siervo: `Sal en seguida a las plazas y calles de la ciudad, y haz entrar aquí a los pobres y lisiados, a ciegos y cojos.’ Dijo el siervo: `Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía hay sitio.’ Dijo el señor al siervo: `Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar hasta que se llene mi casa.’ Porque os digo que ninguno de aquellos invitados probará mi cena.» Lucas 14, 15-24
 
 Dios promete un plan de salvación que es universal. Dios inaugura un Reino a través de su Hijo Jesucristo y es universal. Dios propone liberación para todo el que desee recibirla. Dios invita a un gran banquete para que entiendan que todos están invitados, pero algunos por sus creencias, sus leyes, sus radicalidades no asisten a dicho banquete.
 
            Jesucristo vino predicando el Reino de su Padre y propuso la conversión como medio para entrar en ese Reino. (cfr. Mateo 4, 17). Sin embargo, muchos se admiraron de su manera de hablar pero otros lo rechazaron porque su propuesta estaba en dirección contraria a su ley judía. No lo quisieron recibir. (Juan 1, 11).
 
El Reino de Dios no discrimina persona, no clasifica persona, es universal, los invitados son también los considerados impuros, los pecadores, los recaudadores. El apóstol san Pedro nos recuerda la paciencia de Dios esperando que todos aceptemos su Reino con el arrepentimiento. (cfr. 2 Pedro 3, 9).
 
El Papa Francisco nos recordó que: La bondad de Dios no tiene fronteras y no discrimina a nadie: por ello el banquete de los dones del Señor es universal. ¡Es universal para todos! A todos es dada la posibilidad de responder a su invitación, a su llamada; nadie tiene el derecho de sentirse privilegiado o de reivindicar la exclusividad.
 
Todo esto nos lleva a vencer la costumbre de posicionarnos cómodamente en el centro, como hacían los jefes de los sacerdotes y los fariseos. Esto no se debe hacer: nosotros debemos abrirnos a las periferias, reconociendo que también quien está en los márgenes, incluso aquél que es rechazado y despreciado por la sociedad, es objeto de la generosidad de Dios. (cfr. Ángelus, 12 de octubre, 2014).
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https://youtu.be/YPFaU494mCU