EL REINO DE DIOS ES PARA TODOS La salvación que ofrece Dios es universal
Evangelio martes 4 de noviembre 2025 Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Al oír esto, uno de los comensales le dijo: «¡Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios!» Él le respondió: «Un hombre dio una gran cena y convidó a muchos; a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los invitados:`Venid, que ya está todo preparado.’ Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero le dijo: `He comprado un campo y tengo que ir a verlo; te ruego me dispenses.’ Y otro dijo: `He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego me dispenses. ’Otro dijo: `Me acabo de casar, y por eso no puedo ir.’
«Regresó el siervo y se lo contó a su señor. Entonces, el dueño de la casa,
airado, dijo a su siervo: `Sal en seguida a las plazas y calles de la ciudad, y
haz entrar aquí a los pobres y lisiados, a ciegos y cojos.’ Dijo el siervo:
`Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía hay sitio.’ Dijo el señor al
siervo: `Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar hasta que se llene mi
casa.’ Porque os digo que ninguno de aquellos invitados probará mi cena.» Lucas
14, 15-24
Dios promete un plan de salvación
que es universal. Dios inaugura un Reino a través de su Hijo Jesucristo y es
universal. Dios propone liberación para todo el que desee recibirla. Dios
invita a un gran banquete para que entiendan que todos están invitados, pero
algunos por sus creencias, sus leyes, sus radicalidades no asisten a dicho
banquete.
El Papa Francisco nos recordó que: La bondad de
Dios no tiene fronteras y no discrimina a nadie: por ello el banquete de los
dones del Señor es universal. ¡Es universal para todos! A todos es dada la posibilidad de responder a
su invitación, a su llamada; nadie tiene el derecho de sentirse privilegiado o
de reivindicar la exclusividad.
Todo esto nos lleva a vencer la costumbre de
posicionarnos cómodamente en el centro, como hacían los jefes de los sacerdotes y los fariseos. Esto no se debe hacer:
nosotros debemos abrirnos a las periferias, reconociendo que también quien está
en los márgenes, incluso aquél que es rechazado y despreciado por la sociedad,
es objeto de la generosidad de Dios. (cfr. Ángelus, 12 de octubre, 2014).
https://youtu.be/YPFaU494mCU
