NUESTRO DEBER ES HACER LA VOLUNTAD DE DIOS
Evangelio Martes 13 de Diciembre 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le contestó: “No quiero”. Pero después se arrepintió y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: “Voy, señor”. Pero no fue. ¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?». Contestaron: «El primero». °°° Mateo 21, 28-32.
“No hagáis nada por rivalidad, ni por vanagloria, sino con humildad,
considerando cada cual a los demás como superiores a sí mismos”. Estos son los
mismos sentimientos de Cristo, que, despojándose de la gloria divina por amor a
nosotros, se hizo hombre y se humilló hasta morir crucificado.” (cfr. Homilía, 28 de septiembre 2008).
Una buena pregunta podría ser:
¿Cuál es la voluntad de Dios? La
respuesta la tiene el apóstol de los gentiles: “Estad siempre alegres. Sed
constantes en orar. Dad gracias en toda ocasión: ésta es la voluntad de Dios en
Cristo Jesús respecto de vosotros. No apaguéis el espíritu, no despreciéis
el don de profecía; sino examinadlo todo, quedándoos con lo bueno. Guardaos
de toda forma de maldad.” (Tesalonicenses 5, 16-24).
María Santísima, con su vida y con su fe,
transmite ese modelo que ha recibido de Dios, ella entiende perfectamente que
su obra y su decisión no es directamente suya sino que es el fruto de una
profunda relación con Dios, la fuerza de poder hacer la voluntad de Dios, de
entenderlo a Él, de creerle a Él.
Con María Santísima aprendemos: “Hay que creerle a Dios, hay que hacer
su santa voluntad, hay que aprender a caminar de la mano de Dios, hay que
dejarse guiar por el espíritu de Dios.”
Quien desee gozar de la dicha del Señor, debe aprender primero a hacer la voluntad de Dios; a escuchar su Palabra, a recibir su Palabra, a contemplar su Palabra, pues, el mismo Dios indica que quien escuche su Palabra y la ponga en práctica será como aquel que edificó su casa sobre la roca; en otras palabras, acepta la mediación de Dios, se deja aconsejar, se deja iluminar por el Espíritu del Señor. Encuentra la seguridad de toda su vida.
Quien desee gozar de la dicha del Señor, debe aprender primero a hacer la voluntad de Dios; a escuchar su Palabra, a recibir su Palabra, a contemplar su Palabra, pues, el mismo Dios indica que quien escuche su Palabra y la ponga en práctica será como aquel que edificó su casa sobre la roca; en otras palabras, acepta la mediación de Dios, se deja aconsejar, se deja iluminar por el Espíritu del Señor. Encuentra la seguridad de toda su vida.
El apostolado
se hace fecundo cuando hacemos la voluntad de Aquel que lo instituyó. La misión
se complica cuando un creyente no sabe cuál es la voluntad del Maestro.
SI DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE ESTA REFLEXIÓN HAZ CLICK AQUÍ
https://youtu.be/FLAl7AT3Ctk 👍
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