Evangelio Domingo 29 de enero 2023
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Al
ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; les
enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos
es el reino de los cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán
la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos
quedarán saciados.” °°° Mateo 5, 1-12ª
Jesucristo presenta un proyecto
de vida, para cada creyente, para cada practicante, para cada bautizado,
para toda aquella persona que desee organizar su vivir según la Palabra de
Dios, según el Espíritu de Dios. El
proyecto se denomina: Las
bienaventuranzas. Acertadamente el Papa san Pablo VI hablaba de dicho proyecto
como una manera de vivir juntos, una nueva forma de ser, planteada por Dios
desde su Evangelio. (cfr. Evangelii Nuntiandi, 23).
Nuestro Papa Francisco piensa que
las bienaventuranzas son una ruta de vida. Se trata de identificarse con Jesús
de Nazareth todos los días. Se trata de tener limpio el corazón, practicar
la mansedumbre, ser misericordiosos. Es el reto de comportarse como un
verdadero santo. Las bienaventuranzas no son para el super hombre, sino para
afrontar los desafíos y las pruebas de cada día. Existen dos bienaventurados
que llaman la atención: “Los que son mansos” (Mateo 5, 4).
No es
bienaventurado quien agrede o somete, sino quien tiene la actitud de Jesús
que nos ha salvado. “Los que trabajan por la paz” (Mateo 5, 9). Toda persona
creyente debe ser un mensajero de la paz. (cfr. Homilía, 5 de febrero 2019,
Emiratos Árabes).
Las Bienaventuranzas nos permiten
aprender a convivir con los demás, a hacer la voluntad de Dios. Será
bienaventurado aquel que se preocupe por las necesidades de los demás. Aquel
que sea una persona, serena, tranquila, pacífica. Aquel que sepa llevar todos
los días la Cruz con generosidad y entereza. Aquel que trabaje por una sociedad
justa, igualitaria y fraterna. Aquel que no condene a los demás, que sea comprensivo.
Aquel que no obre con segundas intenciones, que no se preste para el soborno o
la corrupción. (cfr. Salmo 14).
Nuestro Papa emérito Benedicto
XVI enseña que las bienaventuranzas son muy útiles para liberarse de los falsos
valores del mundo y abrirse a los verdaderos bienes presentes. Son la
expresión refleja de la vida del Hijo de Dios, que se deja perseguir,
despreciar, para lograr la salvación del mundo. (cfr. Ángelus, 30 de enero,
2011).
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