19 de enero de 2023

CADA PERSONA DEBE SER CONSCIENTE DE SU VOCACIÓN Viernes 20 de enero 2023


CADA PERSONA DEBE SER CONSCIENTE DE SU VOCACIÓN. 
                          
Evangelio Viernes 20 de Enero 2023
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús subió a la montaña, fue llamando a los que Él quiso y se fueron con Él. Nombró a doce, a quienes llamó apóstoles, para que convivieran con Él y para enviarlos a predicar con poder para expulsar demonios.
Nombró, pues, a los doce. A Simón lo llamó Pedro; a Santiago de Zebedeo y a su hermano Juan, a quienes llamó boanerges (que significa hijos del trueno); Andrés y Felipe; Bartolomé y Mateo; Tomás, Santiago de Alfeo y Tadeo; Simón el cananeo y Judas Iscariote, el que también le traicionó.” Marcos 3, 13-19.
 
            Un discípulo de Cristo es una persona que debe tener conciencia de su vocación, no es algo que se le puede ocurrir al azar, sino que la “persona madura constantemente en el conocimiento, amor y seguimiento de Jesús Maestro; profundiza en el ministerio de su persona, de su ejemplo y de su doctrina.” Muchos lo han logrado: Por ejemplo: “Abraham aceptó el llamado a salir hacia una tierra nueva (cfr. Génesis 12,1-3), Moisés escuchó el llamado de Dios, ve, yo te envío (Éxodo 3,10), Jeremías escuchó la voz de Dios que le decía: “Irás adonde quiera que te envíe”. (Jeremías 1,7). 
 
Vocación cristiana y misión se convierten en sinónimo de desprendimiento ante la Buena Nueva de Jesús de Nazaret. El apostolado se hace fecundo cuando hacemos la voluntad de Aquel que lo instituyó. 

Dice el Maestro “Ven y sígueme”. El mismo Maestro da el poder para la predicación de su Palabra y para el combate contra el mismo mal. El discípulo se acostumbra a obedecer y a seguir a su Maestro. El Papa Francisco explica en qué consiste la vocación o llamado de Dios para que hombre y mujeres continúen su obra de salvación.  

Dice el santo Padre: “vocación es una invitación a no quedarnos en la orilla con las redes en la mano, sino a seguir a Jesús por el camino que ha pensado para nosotros, para nuestra felicidad y para el bien de los que nos rodean.
 
La llamada del Señor, por tanto, no es una intromisión de Dios en nuestra libertad; no es una “jaula” o un peso que se nos carga encima. Por el contrario, es la iniciativa amorosa con la que Dios viene a nuestro encuentro y nos invita a entrar en un gran proyecto, del que quiere que participemos, mostrándonos en el horizonte un mar más amplio y una pesca sobreabundante.  (cfr. Mensaje vocacional, 12 de mayo 2019).  

El hermeneuta bíblico plante muy bien la respuesta que debe darle una persona a Jesucristo, si se siente llamado a servirle en su Iglesia: Debe renunciar a sus bienes. Debe renunciar al pasado. Debe renunciar a su propia seguridad. Dios es su propia fortaleza.
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https://youtu.be/DpYqFsEnq8E