25 de enero de 2023

LA PALABRA DE DIOS TIENE SU RAZÓN DE SER Evangelio jueves 26 de enero 2023


LA PALABRA DE DIOS TIENE SU RAZÓN DE SER
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Evangelio Jueves 26 de enero 2023
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
Dice el santo Evangelio: «¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero? Pues nada hay oculto si no es para que sea manifestado; nada ha sucedido en secreto, sino para que venga a ser descubierto. Quien tenga oídos para oír, que oiga». Les decía también: «Atended a lo que escucháis. Con la medida con que midáis, se os medirá y aun con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará».  Marcos 4, 21-25. 
 
            La Palabra de Dios tiene su poder. Contiene la sabiduría en su esencia, no es necesario que el ser humano fuerce la Palabra, sino que reconozca el poder que tiene la voz de Dios para la humanidad y para que ese poder pueda resplandecer se hace necesario predicar la Palabra, anunciar la Palabra, ubicar la Palabra en el lugar apropiado: Donde todos puedan escucharla y entenderla. 

Nos podríamos preguntar, si alguien entiende muy bien la Palabra, para qué la esconde. Si alguien conoce bien la Palabra, por qué cambia su interpretación. Si alguien es muy bueno en asuntos de la Palabra, por qué se hace rogar para explicar la Palabra. Los dones o los talentos no se deben esconder bajo la cama.
 
            Si la palabra de Dios tiene su propio poder, también el ser humano debe aprender a escuchar su Palabra. Quien escucha con atención la Palabra, producirá muchos frutos en la el Reino de Dios, en la sociedad, en la misma Iglesia. La clave está en que la persona entendió dónde está el misterio de la Palabra: “Quien tenga oídos que oiga”. 

No basta con creer en todo lo que tiene que ver con Dios y dejarlo así a la deriva; pues el Reino del que Jesús nos habla, exige vigilancia, no todo es seguro si no está bajo la gracia, la oración, el sacrificio y la generosidad nuestra por vivir y experimentar el Reino de Dios. El salvador del mundo afirma: “Nada hay oculto, si no es para que sea manifestado”. “Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas”.   
 
            Dos excelentes discípulos y amigos del apóstol san Pablo, escucharon la Palabra, pusieron en práctica la Palabra y fueron magníficos proclamadores de la Palabra. Timoteo y Tito. Las comunidades de Creta y Éfeso se beneficiaron de estos hombres de la Palabra. Timoteo un buen obispo en Éfeso. Tito un buen pastor y obispo en la Isla de Creta, participó en el Concilio de Jerusalén. 

A ambos les recomienda el apóstol de los gentiles: A Timoteo se le recomienda transmitir con fidelidad la tradición apostólica. A Tito le recuerda cómo deben ser los presbíteros que pastorean las comunidades: personas intachables. El Obispo debe ser irreprensible.
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https://youtu.be/CeOnlRyllNg