9 de septiembre de 2022

UN DISCÍPULO OBEDECE A SU MAESTRO Evangelio sábado 10 de Septiembre 2022


UN DISCÍPULO OBEDECE A SU MAESTRO               
Evangelio Sábado 10 de septiembre 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
Enseña el Santo Evangelio: “Decía Jesús a sus discípulos: «No hay árbol sano que dé fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto; porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón, lo habla la boca. ¿Por qué me llamáis "¿Señor, Señor” y no hacéis lo que digo?” °°° Lucas 6, 43-49.
 
            Un buen discípulo escucha y pone en práctica las recomendaciones de su Maestro. La obediencia a la Palabra del Señor, debe ser siempre una prioridad. Pedro y algunos apóstoles respondieron al sumo sacerdote: “Hay que obedecer a Dios, antes que a los hombres” (cfr. Hechos 5, 27-32). Un buen ejemplo es saber que Cristo aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna. (cfr. Hebreos 5, 7-9).
 
            Obedecer a Dios implica: practicar la justicia, la honestidad, según el planteamiento de la ley de Dios. Obedecer a Dios, indica, no utilizar hipócritamente a las demás personas. Obedecer a Dios, permite que un creyente, sea respetuoso de las leyes y la autoridad en la sociedad. (cfr. Romanos 13, 1–7) Obedecer a Dios, exige el discernimiento de lo que es bueno, lo que es justo y lo que es correcto.  El catecismo de la Iglesia Católica recomienda no obedecer las prescripciones civiles cuando son contrarias a la moral, a los derechos de las personas, a las enseñanzas del Evangelio. (cfr. Numeral 2242), “Dad al César lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios.” (Mateo 22, 21).
 
            El Papa Francisco le propone a un creyente en Dios y en su Palabra, pensar en la posibilidad de construir su vida sobre la roca de Dios o sobre la arena. “¿Soy un cristiano del decir o del hacer?”, “¿Construyo mi vida sobre la roca de Dios o sobre la arena de la mundanidad y la vanidad?” y “¿Soy humilde, busco andar siempre abajo, sin orgullo y así servir al Señor?”.  muchas veces quien confía en el Señor no aparece, no tiene éxito, está escondido, pero está en equilibrio.
 
No tiene su esperanza en el decir, en la vanidad, en el orgullo, en los poderes efímeros de la vida. El Señor es la roca” “La concreción de la vida cristiana nos hace ir adelante y construir sobre esa roca que es Dios, que es Jesús, sobre lo sólido de la divinidad y no sobre las apariencias o sobre la vanidad, el orgullo, las recomendaciones, no. La verdad” Hay cristianos que viven su vida confiados en el decir antes que en el hacer. (cfr. Homilía, 6 de diciembre 2018).
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https://youtu.be/afUsA0xhurk