EL DOLOR TIENE VALOR SALVÍFICO
Evangelio Jueves 15 de septiembre 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.” Juan 19, 25-27.
Alguien le oraba a Dios diciendo: “Quítame
el dolor; Dios responde, tú lo debes dejar. Concédeme la paciencia; Dios
responde, es el resultado de la tribulación. Líbrame del sufrimiento; Dios
responde, los sufrimientos te alejan de los afanes de este mundo.
La Santísima Virgen es un
perfecto modelo, de aquella persona que sabe asumir el dolor y el sufrimiento.
Los católicos, desde el punto de vista de nuestra liturgia tenemos dos
oportunidades para detener el tiempo y pensar en el dolor desde el ejemplo de
nuestra querida Señora. La primera en la semana de la pasión y muerte de su
Hijo. La segunda, en el mes de septiembre, pensamos en Nuestra Señora de los
dolores. El Papa Benedicto XIII extendió la fiesta de la Virgen de los dolores
y el Papa Pío VII propuso la fiesta de la Virgen de los dolores, después de la
fiesta de la Santa Cruz.
Detengamos nuestro pensamiento en
los dolores de la Santísima Virgen María: El primero, La profecía de Simeón
en la presentación del Niño Jesús. (cfr. Lucas 2, 22-35). El segundo, La huida
a Egipto con Jesús y José. (cfr. Mateo 2, 13-15). El tercero, la pérdida de
Jesús. (cfr. Lucas 2, 41-50). María se encuentra con Jesús camino al Calvario
(IV Estación del Vía Crucis) (cfr. Juan 19,25).
El quinto, La crucifixión y la agonía de Jesús. (cfr. Juan 19, 17-39) El
sexto, La lanzada y el recibir en brazos a Jesús ya muerto. (cfr. Marcos 15,
42-46) El séptimo, El entierro de Jesús
y la soledad de María. (cfr. Juan 19, 38-42).
Nos arrodillamos ante la Cruz con María y pedimos que comprendamos, como
ella comprendió, el misterio que transforma el corazón del hombre y que transforma
al mundo.
El Papa Francisco afirma que la
Dolorosa es discípula y es madre. La Virgen nunca pidió nada para sí misma,
nunca. Sí para los demás: Acompañó a Jesús como discípula, porque el Evangelio
muestra que siguió a Jesús: con sus amigas, mujeres piadosas, seguía a Jesús,
escuchaba a Jesús. (cfr. Homilía, 3 de abril 2020).
SI DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE ESTA REFLEXIÓN HAZ CLICK AQUI
https://youtu.be/5rs49EBQQxQ
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