25 de septiembre de 2022

LA MUNDANIDAD NO PERMITE SERVIRLE BIEN A DIOS Evangelio Lunes 26 de Septiembre 2022


LA MUNDANIDAD NO PERMITE SERVIRLE BIEN A DIOS            
Evangelio Lunes 26 de septiembre 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
             Dice el Santo Evangelio: “Los discípulos se pusieron a discutir quién era el más importante. Jesús, adivinando lo que pensaban, cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo: «El que acoge a este niño en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí acoge al que me ha enviado. El más pequeño de vosotros es el más importante.»
Juan tomó la palabra y dijo: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y, como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir.» Jesús le respondió: «No se lo impidáis; el que no está contra vosotros está a favor vuestro.» Lucas 9, 46-50. 
 
            La Cruz es el signo por excelencia de la humildad y la sencillez de Corazón. De igual forma, la Cruz, permite acoger, abrir el espacio a los demás, darle la oportunidad a las demás personas. El más importante en el Reino de Dios será aquella persona que sepa llevar con sabiduría e inteligencia la Cruz diaria de su propia misión.  Un cristiano debe ser una persona que irradie mucha energía a los demás, una persona de testimonio, una persona que convence con la fuerza de su corazón, con la amplitud de sus sentimientos, con la nobleza de sus ideas.
 
            Cada día se ve la necesidad de apóstoles para la misión. El criterio no es la cantidad de personas, ni la cantidad de actividades que se puedan programar, ni tampoco que una persona cumpla una multiplicidad de servicios.  El criterio es que los discípulos vivan como hermanos, se traten como hermanos, nadie debe estar por encima de otra persona, nadie debe ser el más importante. El servicio y la calidad del servicio, deben distinguir al futuro discípulo. Recomienda la Escritura: “De que le sirve a una persona ganar el mundo, si pierde su alma” (Lucas 9, 25).
 
            El Papa Francisco advierte lo equivocada y el mal que puede hacer una persona en la Iglesia Católica, cuando piensa que ser apóstol, discípulo, consagrado, etc., es luchar por el “Carrerismo”, esto es la envidia y los deseos mundanos. La idea de que "yo soy el primero, quiero que me asciendan" es un espíritu mundano. El amor por el mundo (por las cosas vanas y mundanas) es enemigo de Dios. cuando uno quiere vivir el Evangelio con medias tintas, al final se encuentra atrapado por el espíritu mundano. 

El más grande de la Iglesia es el que se hace servidor de todos, aquel que sirve a todos, no el que tiene más títulos. No hay que "negociar con el espíritu del mundo", no hay que decir: "Tengo derecho a este lugar, porque, mira la carrera que he hecho". La mundanidad, de hecho, "es enemiga de Dios. (cfr. Homilía, 25 de febrero 2020).  
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https://youtu.be/XpItIa7iKz0