EL DISCÍPULO ASUME LAS DIRECTRICES DE SU MAESTRO.
Evangelio Domingo 4 de septiembre 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
Dice el santo Evangelio: “Mucha
gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno viene a mí y no
pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a
sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no carga
con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.” °°° Lucas 14,
25-33).
Lograr ser un buen discípulo del
Maestro de Nazareth tiene sus exigencias, embarga sacrificios, su hilo
conductor es la conversión de cada persona. Así lo enseñó el Salvador del
Mundo. El primer paso es la conversión de cada persona. El segundo es
renunciar a todo aquello que le impida al discípulo servir a su Maestro de
una forma libre, voluntaria, sin apegos; que nada ni nadie impida la tarea
evangelizadora.
El
tercero es el sacrificio, la perseverancia, asumir el dolor y el
sufrimiento en aras de la Cruz del Señor. El cuarto, es edificar la vida
cristiana sobre los valores, las virtudes. Un buen discípulo sabe cómo
construye su casa. El quinto, es aprender a ganarle la batalla al mal.
Si las tentaciones o debilidades humanas, se presentan, la respuesta es la
pregunta: ¿Cómo voy a enfrentar el enemigo? Con la oración, con el cambio de
actitud, o como dice la Escritura: envió delegados para pedir condiciones de
paz. Regreso nuevamente al primero “conversión”. Siempre y a lo largo de la
vida, habrá una oportunidad para cambiar.
Todo discípulo debe definir sus
prioridades. Una decisión sabia y certera, es que cada discípulo entienda
que seguir a Jesucristo no es irse al extremo. En ningún momento el Nazareno
planteo un discípulo del odio a este mundo, de abandonar a las personas, de
crear divisiones en la sociedad. Al contrario, todo discípulo debe vivir una
vida cristiana acorde con la vida del Maestro, su pedagogía, sus sentimientos,
sus deseos de servir, de amar, de salvar la humanidad.
Así lo explica el Papa
Francisco cuando afirma que: Nosotros no podemos pensar la vida cristiana fuera
de este camino. Siempre está este camino que Él ha hecho antes: el camino de
la humildad, el camino también de la humillación, de negarse a uno mismo y
después resurgir de nuevo. Este es el camino. El estilo cristiano, sin cruz
no es cristiano, y si la cruz es una cruz sin Jesús, no es cristiana. El estilo
cristiano toma la cruz con Jesús y va adelante. No sin cruz, no sin Jesús.
Jesús ha dado el ejemplo y aun
siendo igual a Dios, se humilló a sí mismo, y se ha hecho siervo por nosotros.
Este estilo nos salvará, nos dará alegría y nos hará fecundos, porque este
camino de renegarse a sí mismo es para dar vida, es contra el camino del
egoísmo, de estar apegado a todos los bienes solo para mí. (cfr. Homilía, 6 de
marzo 2014).
https://youtu.be/_ATPMmXgEzg