LEGALISMO O EL ESPÍRITU DE LA LEY
Evangelio Sábado 3 de septiembre 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Un sábado, Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas con las manos, se comían el grano. Unos fariseos les preguntaron: «¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?» Jesús les replicó: «¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios, tomó los panes presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y les dio a sus compañeros.» Lucas 6, 1-5.
María educa al Hijo de Dios, según la ley.
Jesucristo logra un cambio sustancial con su primer milagro: Transforma la ley
de Moisés, en Evangelio portador de alegría. la ley fue dada por Moisés, la
gracia y la verdad nos llegan por Jesucristo. (cfr. Juan 1,17).
No tiene lógica preguntar: ¿Qué
se debe o no se puede hacer en sábado? Sería desconocer el valor de la ley
según el espíritu de Dios. El salmo 19 en la Sagrada Escritura enseña que:
“La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es
fiel e instruye al ignorante. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el
corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.” Jesucristo trascendió la ley que tenía el
pueblo judío y la convirtió en vida, en caridad, en misericordia, en hacer el
bien.
Razón tiene la Escritura cuando vislumbra a un verdadero creyente
viviendo según el espíritu de la ley: “Dichoso el hombre que no sigue el
consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en
la reunión de los cínicos, sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su
ley día y noche.” (cfr. Salmo 1).
El Papa Francisco hace eco al
llamado de san Pablo cuando afirma que la ley ha sido como un pedagogo. (cfr.
Gálatas 3, 23-25). Existe un antes y un después en materia de ley. La
historia precedente está determinada por el estar “bajo la Ley”; la sucesiva va
vivida siguiendo al Espíritu Santo (cfr. Gálatas 5,25).
Nos hará bien preguntarnos si todavía vivimos en el período en que
necesitamos la Ley, o si somos bien conscientes de que hemos recibido la
gracia de convertirnos en hijos de Dios para vivir en el amor. ¿Cómo vivo? ¿Con
el temor de que si no lo hago iré al infierno? ¿O también vivo con esa
esperanza, con esa alegría de la gratuidad de la salvación en Jesucristo? (cfr.
Audiencia, 18 de agosto 2021).
SI DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE ESTA REFLEXIÓN HAZ CLICK AQUÍ
https://www.youtube.com/watch?v=_v6ADJPMV9A
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