FE Y HUMILDAD, COMBINACIÓN PERFECTA
Evangelio Lunes 12 de septiembre 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
Dice el santo Evangelio: “Cuando terminó Jesús de hablar a la gente, entró en Cafarnaún. Un centurión, tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho. Al oír hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, para rogarle que fuera a curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente: «Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha construido la sinagoga.» Jesús se fue con ellos. °°° Lucas 7, 1-10.
Es impactante
escuchar a un ser humano decirle al Hijo de Dios: “Quién soy yo para que entres
bajo mi techo; basta que lo digas de Palabra y mi criado quedará sano”. (Lucas
7, 6-7). Un centurión que era un oficial romano, aunque era un gentil,
pertenecía al ejército de Herodes Antipas, es elogiado por Jesús de Nazareth:
“Ni en Israel he encontrado tanta fe.” (Lucas 7, 9).
La Santísima Virgen María es un
excelente ejemplo de la persona que descubre el valor, la Gracia, la fuerza, la
sanación, la salvación que viene de la Palabra de Dios. Por ejemplo, María
tenía fe, es dócil y acepta la Palabra de Dios. (Lucas 1,26). Es obediente a la
Palabra. (Lucas 1,48). Descubre y reflexiona la sabiduría de la Palabra. (Lucas
1,29) Es agradecida por los bienes que recibe de la Palabra. (Lucas 1,46). La
palabra lleva consigo un poder creativo, un poder regenerador, una gracia
santificadora, una fuerza de conversión, una luz infinita, una voz de esperanza
y encuentro con todos aquellos que creen en esa Palabra.
El Salvador, le reclama a la
humanidad, por qué tantas personas escuchan su Palabra y no hacen lo que la
Palabra les indica. El secreto está
en escuchar y poner en práctica la Palabra. El resultado es una vida cristiana,
de fe, edificada sobre los valores cristianos, engalanada con las virtudes,
empeñada en conquistar la perfección de vida cristiana. (cfr. Lucas 6, 46-49). El Padre Clemente recomienda “Fe y
humildad, combinación perfecta para que Dios otorgue sus más hermosas gracias a
la gente que se las pide. Fe, porque el centurión creyó con todo su corazón
que Jesús podía curar a su siervo.
No dudó del poder de Jesús en su corazón.
Humildad, porque siendo centurión y romano, que tenían en ese tiempo al pueblo
judío dominado, no le ordenó a Jesús como si fuera un igual o una persona de
menor rango. Todo lo contrario. Se humilló delante de Él y despojándose de su
condición de dominador de las gentes, reconoció su condición de hombre
necesitado de Él.”
SI DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE ESTA REFLEXIÓN HAZ CLICK AQUÍ
https://youtu.be/p-1fQgx3xx0
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