ENTENDEMOS LA VIDA DE FE SEGÚN EL ESPÍRITU
Evangelio Lunes 17 de abril 2023
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Había un hombre del grupo de los fariseos llamado Nicodemo, jefe judío. Fue a ver a Jesús de noche y le dijo: «Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él». Jesús le contestó:
«En verdad,
en verdad te digo: el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios».
Nicodemo le pregunta: «¿Cómo puede nacer un hombre siendo viejo? ¿Acaso puede
por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?». °°° Juan 3, 1-8
Desde la perspectiva de Jesús resucitado, podemos afirmar sin lugar a equivocarnos, dónde empieza la nueva vida de una persona creyente. Existe un antes y un después. En un primer momento el ministerio de Jesús de Nazareth: su obra, su predicación, sus milagros, su pasión, su muerte. Un segundo momento es la resurrección del Maestro. Se aumentan todas las posibilidades de comprensión. Lo que se había dicho en el primer momento, llegue a su máxima plenitud en el segundo momento.
Quien desee entender la vida desde la resurrección de Cristo, deberá aspirar a una vida que viene de lo alto. Tendrá que nacer de nuevo. Tendrá que aceptar la propuesta del Maestro: “Que se bautice y que se convierta”. La vida misma se interpreta desde la eternidad. Salvación y eternidad no son gracias del fin del mundo. Salvación y eternidad van en comunión con la vida de cada bautizado. Cada persona va viviendo su propia salvación y se va preparando para su eternidad. Insiste el Maestro: “Tendrá que nacer de nuevo”.
Será bienaventurada aquella persona que aprenda a vivir a plenitud los días de su vida. Aquella persona que se ajuste a las reglas y los comportamientos de alguien que cree en el Reino de Dios. La persona que viva el presente con una apertura hacia el futuro. La que viva de una manera atenta y vigilante. La persona que viva el presente en comunión de amor con Dios. La persona que viva el tiempo con un sentido cristiano.
El Papa Francisco explica que la propuesta del Nazareno cuando nos invita a “renacer de lo alto”, dio vida al primer grupo de cristianos. Tenían un solo corazón y una sola alma. El amor lo cubría todo. Esto significa que en este modelo de vida no hay lugar para la envidia, para la calumnia, tampoco para la difamación. Iglesia la hace el Espíritu.
Desde la perspectiva de Jesús resucitado, podemos afirmar sin lugar a equivocarnos, dónde empieza la nueva vida de una persona creyente. Existe un antes y un después. En un primer momento el ministerio de Jesús de Nazareth: su obra, su predicación, sus milagros, su pasión, su muerte. Un segundo momento es la resurrección del Maestro. Se aumentan todas las posibilidades de comprensión. Lo que se había dicho en el primer momento, llegue a su máxima plenitud en el segundo momento.
Quien desee entender la vida desde la resurrección de Cristo, deberá aspirar a una vida que viene de lo alto. Tendrá que nacer de nuevo. Tendrá que aceptar la propuesta del Maestro: “Que se bautice y que se convierta”. La vida misma se interpreta desde la eternidad. Salvación y eternidad no son gracias del fin del mundo. Salvación y eternidad van en comunión con la vida de cada bautizado. Cada persona va viviendo su propia salvación y se va preparando para su eternidad. Insiste el Maestro: “Tendrá que nacer de nuevo”.
Será bienaventurada aquella persona que aprenda a vivir a plenitud los días de su vida. Aquella persona que se ajuste a las reglas y los comportamientos de alguien que cree en el Reino de Dios. La persona que viva el presente con una apertura hacia el futuro. La que viva de una manera atenta y vigilante. La persona que viva el presente en comunión de amor con Dios. La persona que viva el tiempo con un sentido cristiano.
El Papa Francisco explica que la propuesta del Nazareno cuando nos invita a “renacer de lo alto”, dio vida al primer grupo de cristianos. Tenían un solo corazón y una sola alma. El amor lo cubría todo. Esto significa que en este modelo de vida no hay lugar para la envidia, para la calumnia, tampoco para la difamación. Iglesia la hace el Espíritu.
El Espíritu
hace unidad. El Espíritu nos empuja hacia el testimonio. El Espíritu te hace
pobre, porque Él es la riqueza y hace que tú cuides de los pobres. (cfr.
Homilía, 29 de abril, 2014).
SI DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE ESTA REFLEXIÓN HAZ CLICK AQUÍ
https://youtu.be/SVjNF_Aejr4 ✌
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