SOY YO, ADELANTE, NO TENGAN MIEDO
Evangelio sábado 22 de abril 2023
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al mar, embarcaron y empezaron la travesía hacia Cafarnaún. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando.
Habían remado unos veinticinco o treinta
estadios, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el
mar, y se asustaron, Pero él les dijo: «Soy yo, no temáis». Querían recogerlo a
bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio adonde iban. Juan 6,
16-21.
Cuando no se logra comprender el significado de un signo aparece el temor, los apóstoles y la comunidad que tuvieron la experiencia de la multiplicación de los panes, vivieron el acontecimiento, pero no descubrieron a Jesús Eucaristía. Cuando un signo no se puede leer desde la fe, desde la experiencia espiritual, desde la revelación divina, no aprovechamos al máximo la gracia de ese signo, el perdón de ese signo, las implicaciones del bautismo de ese signo, el compromiso ante Dios del amor humano en pareja.
Nos podemos preguntar, por qué los apóstoles se asustan al ver a su Maestro caminar sobre el agua. El Maestro ordena nuevamente la mente y el corazón de sus seguidores, diciendo: “Soy yo, no temáis”. Usa el mismo estilo pedagógico de Dios ante el pueblo de Israel. Por ejemplo: “Soy yo Yahveh y no hay otro igual, fuera de mí no hay ningún otro Dios”.
Cuando no se logra comprender el significado de un signo aparece el temor, los apóstoles y la comunidad que tuvieron la experiencia de la multiplicación de los panes, vivieron el acontecimiento, pero no descubrieron a Jesús Eucaristía. Cuando un signo no se puede leer desde la fe, desde la experiencia espiritual, desde la revelación divina, no aprovechamos al máximo la gracia de ese signo, el perdón de ese signo, las implicaciones del bautismo de ese signo, el compromiso ante Dios del amor humano en pareja.
Nos podemos preguntar, por qué los apóstoles se asustan al ver a su Maestro caminar sobre el agua. El Maestro ordena nuevamente la mente y el corazón de sus seguidores, diciendo: “Soy yo, no temáis”. Usa el mismo estilo pedagógico de Dios ante el pueblo de Israel. Por ejemplo: “Soy yo Yahveh y no hay otro igual, fuera de mí no hay ningún otro Dios”.
Cuando desaparece el temor, se anuncia y se vive
en plenitud el Evangelio de la vida y de la esperanza. Cuando logramos pasar de
una situación de tempestad a lograr la calma, los discípulos confiesan
“verdaderamente eres el Hijo de Dios”.
El apóstol san Pablo educa y proyecta la fe de la comunidad, para que vivan de acuerdo a la fuerza del Espíritu y la fuerza de la resurrección en sus vidas. No hay por qué sentir temor. No hay por qué desconocer una vida desde la presencia del resucitado. Dice el apóstol: "Con qué fuerza tan extraordinaria actúa en favor de los que creemos.
El apóstol san Pablo educa y proyecta la fe de la comunidad, para que vivan de acuerdo a la fuerza del Espíritu y la fuerza de la resurrección en sus vidas. No hay por qué sentir temor. No hay por qué desconocer una vida desde la presencia del resucitado. Dice el apóstol: "Con qué fuerza tan extraordinaria actúa en favor de los que creemos.
Es la misma fuerza todopoderosa que
actuó en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo sentar a su
lado en el mundo de arriba. Pues está muy por encima de todo Poder, Autoridad,
Dominio y de toda otra Fuerza o Gobierno, más arriba de todo lo que cuenta en
este mundo y en el otro." (Efesios 1, 19-21).
San Juan Pablo II inició su pontificado invitando a la humanidad a no tener miedo: “No tengan miedo, abran las puertas al Redentor”. Vosotros, que tenéis ya la dicha inestimable de creer. Vosotros, que vais buscando todavía a Dios. Y también vosotros, que camináis atormentados por la duda. ¡No tengáis miedo!...
SI DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE ESTA REFLEXIÓN HAZ CLICK AQUÍ
https://youtu.be/hvKRxXWFXYc ✌
San Juan Pablo II inició su pontificado invitando a la humanidad a no tener miedo: “No tengan miedo, abran las puertas al Redentor”. Vosotros, que tenéis ya la dicha inestimable de creer. Vosotros, que vais buscando todavía a Dios. Y también vosotros, que camináis atormentados por la duda. ¡No tengáis miedo!...
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