25 de junio de 2023

NADIE DEBE SER JUEZ DE LAS DEMÁS PERSONAS Evangelio lunes 26 de Junio 2023


NADIE DEBE SER JUEZ DE LAS DEMÁS PERSONAS
     
Evangelio lunes 26 de junio 2023
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Dijo Jesús a sus discípulos: "No juzguéis y no os juzgarán. Porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?
 
¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame que te saque la mota del ojo”, ¿teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita: sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano". Mateo 7, 1-5.
 
            El mayor mandamiento de la ley de Dios es el “Amor”. Todo lo que se haga o diga en contra de ese amor, es una falta contra la justicia, contra la misericordia, contra la caridad, contra la dignidad de las demás personas. Cómo es posible que una persona diga que cree en Dios, ama a Dios, y juzga a los demás. Se fija solo en los defectos de los demás e incluso se cree juez de las demás personas.
 
La ley de Dios enseña todo lo contrario: Lo primero que debe hacer una persona es revisar, cómo está su vida delante de Dios. Quien acepta el reto de amar a Dios, difícilmente cae en la imprudencia de juzgar la vida de los demás.
 
            Para poder vivir en comunión con los demás, se hace necesario aprender reglas de comportamiento social. El Maestro de Nazareth es el mejor pedagogo en este tipo de reglas. Por ejemplo: No juzgues y no serás juzgado. No condenes y no serás condenado. La Escritura enseña que Dios siempre está pendiente del pobre, del abatido, de la persona maltratada en la sociedad.
 
Así que, toda falta contra la dignidad de otra persona, es casi como una ofensa al creador. Dice el Salvador del mundo: “El juicio con que tu juzgas a los demás, así serás juzgado”. Será grande delante de Dios, aquella persona que logre vivir su fe en comunión con las demás personas en una sociedad. Dice el Maestro: “Bienaventurados los misericordiosos porque alcanzarán misericordia”.
 
            El verdadero culto a Dios exige el esfuerzo, el sacrificio, la entrega y la generosidad nuestra. Sólo el corazón limpio produce limpias palabras. Sólo la persona que ha logrado sanarse espiritualmente puede comprender que tiene mucho por dar en esta vida.  Un buen creyente se puede preguntar: ¿Cómo puedo alcanzar la meta de la misericordia?
 
El Nazareno enseña desde el campo de la oración a tener el perdón como principio de la vida cristiana: “Perdona mis faltas, como yo perdono las faltas de los demás”. Nadie debe convertirse en juez de los demás. Hablar mal del propio hermano equivale a exponerlo al descrédito, a comprometer su reputación y a dejarlo a merced del chisme. Jesús pide perdonar y dar. Ser instrumentos del perdón, porque hemos sido los primeros en haberlo recibido de Dios.
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https://youtu.be/lmg53iagp6U