1 de junio de 2023

LA VIRTUD DE LA HUMIDAD EN QUÉ CONSISTE Padre, Jairo Yate Ramírez.


1 de junio 2023
LA VIRTUD DE LA HUMILDAD
La sabiduría de Dios se impone notablemente ante los grandes razonamientos de la inteligencia humana: “Todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido.” (Lucas 14, 11).
Taller sobre la humildad:
Orientador: Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué.
¿Qué sabemos acerca de la humildad?
La humildad nos permite silenciar nuestras virtudes
 
La humildad es una virtud que nos permite reconocer nuestras propias limitaciones.
 
La humildad es un valor totalmente opuesto a la Soberbia.
 
Santo Tomás de Aquino, el doctor angélico decía: “La humildad es una virtud derivada de la templanza por la que el hombre tiene facilidad para moderar el apetito desordenado de la propia excelencia, porque recibe luces para entender su pequeñez y su miseria, principalmente con relación a Dios.”
 
Santa Teresa de Jesús enseñaba que “"la humildad es andar en verdad; que lo es muy grande no tener cosa buena de nosotros, sino la miseria y ser nada; y quien esto no entiende anda en mentira.”
 
La humildad guarda una relación con la verdad: acepto mis cualidades con humildad y reconozco mis defectos. La verdad es que soy una criatura de Dios.
 
Hay que cuidarse de la falsa humildad: aparentamos ser lo que no somos, inclinamos la cabeza, nos sentamos en el último puesto, hablamos mucho de nuestros defectos, aceptamos momentos que no vienen al caso.
 
Una falsa humildad también es desconocer los propios valores, talentos y cualidades que tiene la persona.
 
ORACIÓN POR LA HUMILDAD
(Padre. Ignacio Larrañaga)
 
Señor Jesús, manso y humilde.
Desde el polvo me sube y me domina esta sed de que todos me estimen, de que todos me quieran. Mi corazón es soberbio. Dame la gracia de la humildad, mi Señor manso y humilde de corazón.
 
No puedo perdonar, el rencor me quema, las críticas me lastiman, los fracasos me hunden, las rivalidades me asustan.
 
No sé de donde me vienen estos locos deseos de imponer mi voluntad, no ceder, sentirme más que los otros. Hago lo que no quiero. Ten piedad, Señor, y dame la gracia de la humildad.
 
Dame la gracia de perdonar de corazón. La gracia de aceptar la crítica y aceptar cuando me corrijan.
 
Dame la gracia poder, con tranquilidad, criticarme a mí mismo. La gracia de mantenerme sereno en los desprecios, olvidos e indiferencias de otros.
 
Dame la gracia de sentirme verdaderamente feliz, cuando no figuro, no resalto ante los demás, con lo que digo, con lo que hago.
 
Ayúdame Señor, a pensar menos en mí y a abrir espacios en mi corazón para que los puedas ocupar Tú y mis hermanos.
 
En fin, mi Señor Jesucristo, dame la gracia de ir adquiriendo poco a poco un corazón manso, humilde, paciente y bueno.
 
Cristo Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo.
Así sea.


¿Cuáles enseñanzas nos da la Palabra de Dios
acerca de la humildad?
Un buen ejemplo de humildad es san Juan Bautista: ¡Disminuir, disminuir, disminuir! Así fue la vida de Juan el bautista. Un grande que no buscó su propia gloria, sino la de Dios. (cfr. Juan 3, 22-30). Así explica el Papa Francisco la vida de un hombre maravilloso, ejemplo y modelo de la fe, la humildad, la abnegación, el martirio. Dice el Papa: Pidamos al Señor la gracia de la humildad que tenía Juan y no apropiarnos de los méritos y glorias de los demás. Sobre todo, la gracia de que en nuestras vidas haya siempre sitio para que Jesús crezca y nosotros disminuyamos, hasta el final. (Homilía, 10 de enero, 2019).
 
Jesucristo propone la humildad y la sencillez de corazón para todas aquellas personas que deseen seguir por los caminos de Dios. San Juan el Bautista entendió perfectamente su misión. La propuso desde la humildad y en ningún momento se olvidó de quién era y a quién debería anunciar.  El apóstol san Pablo recomienda a todo creyente vivir su fe desde la humildad, la mansedumbre y la paciencia. (cfr. Colosenses 3, 12).
 
No existe otro camino para ser grande delante de Dios, sino la virtud de la humildad.
 
«Toda la vida de Jesús es una traducción del poder en la humildad … es la soberanía que se abaja a la forma de siervo» (Il Potere, Brescia 1999, 141.142). (cfr. Papa Francisco, Ángelus, 29 de enero, 2012).
 
Jesucristo inicia su ministerio proclamando el Reino de Dios, llamando a unos discípulos para que anuncien ese Reino, y le coloca el sello primordial a ese Reino. Humildad y sencillez de corazón. El creerse muy inteligentes, ya es un obstáculo para entender el Reino de Dios. (cfr. Marcos 10, 13-16).
 
Quien cree en Dios: cultiva su fe, educa su fe, se dispone desde la humildad a dejarse guiar por el Espíritu de Dios.  (cfr. Lucas 4, 1-13).
 
La sencillez, la humildad y la pobreza de Jesús de Nazareth, desenmascaran la hipocresía, la incredulidad, la insensatez, de muchos que no aceptan al Maestro como el Mesías, como el Hijo de Dios, como aquel que vino a salvar el mundo. Perfecta es la presentación que el apóstol san Pablo hace del Hijo de Dios: “No haciendo alarde de su categoría de Dios se vacío de sí mismo y asumió la condición de esclavo” (Filipenses 2,6).
 
La humildad será el camino ejemplar, para todos aquellos que pretendan vivir correctamente su fe. La oración no puede convertirse en autosuficiencia o en vanagloria. Una persona no se puede creer justa porque cumple con una buena cantidad de leyes, sino el día que logre cumplir el amor a Dios y a las demás personas. (cfr. Lucas 18, 9-14).
 
La humildad, es una virtud que se adquiere con el convencimiento de que no existe otro camino para ser grande en la vida, porque el humilde es la persona que siempre recibe de todos, es quien está dispuesto a cambiar, es quien medita las críticas, acepta los consejos, es el más virtuoso, continuamente está construyendo su vida. 
 
María Santísima es el modelo perfecto de un discípulo, de una discípula: fe y docilidad a la Palabra de Dios (Lucas 1,26) obediencia generosa (Lucas 1,38) humildad y sencillez (Lucas 1,48) caridad solícita (Lucas 1,39) sabiduría reflexiva (Lucas 1,29)
 
El humilde encontró a Dios cuando aceptó su mensaje que dice: “Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso. Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios. (Eclesiástico 3,19-21. 30-31). 
 
Nuestro Catecismo de la Iglesia Católica enseña que quien asume con fe y humildad los dones que Dios regala para vivir la fe con sabiduría, hace a cada persona dócil para obedecer con prontitud las inspiraciones divinas. (cfr. Numeral 1831).
 

SOCIALIZACIÓN

 
1.     Si se trata de definir el contenido de la humildad, ¿Cuál frase te llamó la atención.? Escribe esa frase y consérvala para tu vida personal.
 
Piensa ¿En qué consiste la verdadera humildad?
Enumera cualidades de una persona verdaderamente humilde
 
¿Conoces casos de una falsa humildad?
Qué actitudes te parece que demuestran una falsa humildad en una persona. Lee el siguiente texto bíblico Lucas 18, 9-14.  Saca tus conclusiones de verdadera o falsa humildad
 
Piensa en 5 requisitos para ser verdaderamente una persona humilde
Medita las siguientes citas bíblicas:  Efesios 4, 2.    Filipenses 2, 3.  Proverbios 11, 2.  Romanos 12, 16.  (1 de Pedro 3, 3-4.)