Evangelio sábado 30 de marzo 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Su aspecto
era como el relámpago y su vestido blanco como la nieve. Los guardias,
atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se quedaron como muertos. El
Ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: «Vosotras no temáis, pues sé que
buscáis a Jesús, el Crucificado; no está aquí, ha resucitado, como lo había
dicho. Venid, ved el lugar donde estaba. Y ahora id enseguida a decir a sus
discípulos: ´Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de vosotros a
Galilea; allí le veréis.” °°° Marcos 16, 1-7.
Cristo
necesariamente debía resucitar entre los muertos. La Sagrada Escritura nos
permite saber que: los soldados buscaron el sepulcro para ver si estaba
custodiado. Las mujeres madrugaron a visitar al Señor en el sepulcro, llevando
consigo aromas. Pedro y Juan acudieron al sepulcro con desconcierto y
esperanza. El resultado de todo este proceso, es que el cuerpo no estaba allí. La muerte no tiene la última palabra.
Para
quienes somos católicos, Pascua es ese acontecimiento central de nuestra fe,
porque a través de ella descubrimos en su complejidad el misterio de Cristo, el
misterio de Dios, el misterio de la Iglesia, la misión que se nos encomienda:
“Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha
nombrado juez de vivos y muertos”. Entendemos que todo depende de la
resurrección de Cristo. Así lo predicó el apóstol san Pablo: “Si Cristo no
hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (1 Corintios 15,14).
Vivir
la pascua en toda su extensión es comenzar a ser el testigo de la esperanza.
Y en ¿qué consiste un testigo de la esperanza? Hay que plantear una sociedad de
hermanos, donde cada uno le lava los pies a los demás. (cfr. Juan 13, 14). Una
sociedad donde el discípulo no es más que su Maestro. (cfr. Lucas 6, 40). Una
sociedad, donde nadie se crea juez de los demás. (cfr. Lucas 12, 14).
El Papa Francisco describe, ¿quién es un
testigo? es uno que
ha visto, que recuerda y cuenta. Ver, recordar y contar son los tres verbos que
describen la identidad y la misión. El testigo es uno que ha visto, con ojo
objetivo, ha visto una realidad, pero no con ojo indiferente; ha visto y se ha dejado involucrar por el
acontecimiento.
El
contenido del testimonio cristiano no es una teoría, sino que es un mensaje de
salvación, un acontecimiento concreto, es más, una Persona: es Cristo
resucitado, viviente y único Salvador de todos. Él puede ser testimoniado por
quienes han tenido una experiencia personal de Él. (cfr. Ángelus, 19 de abril,
2015).
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