Evangelio miércoles 20 de marzo
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Ellos le
respondieron: “Somos descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de
nadie. ¿Cómo puedes decir entonces: ‘Ustedes serán libres’?
Jesús les respondió: “Les aseguro
que todo el que peca es esclavo del pecado. El esclavo no permanece para
siempre en la casa; el hijo, en cambio, permanece para siempre. Por eso, si el
Hijo los libera, ustedes serán realmente libres. Yo sé que ustedes son
descendientes de Abraham, pero tratan de matarme porque mi palabra no penetra
en ustedes.
Yo digo lo
que he visto junto al Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre”.
Ellos le replicaron: “Nuestro padre es Abraham”. Y Jesús les dijo: “Si ustedes
fueran hijos de Abraham, obrarían como él.” °°° Juan 8, 31-42
Jesucristo
es enviado para cumplir con una excelente misión: Salvar, sanar, liberar,
perdonar. El Salvador del mundo nos quiere enseñar, dónde está la verdadera
libertad. La respuesta la encontramos en la palabra “Fidelidad”. La persona que
se acostumbra a ser muy fiel a la Palabra de Dios, difícilmente cae en la
tentación del pecado quien es el autor de la no libertad.
Dice el
Nazareno: “Todo el que peca es esclavo
del pecado”. Ganar la libertad y vivir en libertad es el regalo más grande
que se le puede ofrecer a un pueblo, a una persona. Dios le concedió ese regalo
a Israel.
Liberó a todos los hebreos quienes estaban
sometidos al yugo de los egipcios. (cfr. Éxodo 6, 6-7). Ganamos la libertad, cuando nos dejamos
liberar; ganamos la libertad, cuando detenemos el mal; ganamos la libertad,
cuando le cerramos el corazón al pecado; ganamos la libertad, cuando decimos la
verdad; ganamos la libertad, cuando somos justos con los demás.
El eco de
la voz de Dios, es una Buena Nueva que nos permite entender que sólo en el conocimiento de la verdad, la
vivencia de esa verdad y con base en la verdad, el hombre podrá encontrar
el camino de la auténtica libertad (cfr. Juan 8,32).
Existe una excelente relación entre verdad y
libertad. San Juan Pablo II enseñaba la
relación profunda de la belleza de la verdad y el bien, como resplandecen en la
libertad del amor de cada persona. El santo nos permite entender que la
engañosa inteligencia de la razón separada de la verdad y sometida a las libres
opciones arrancan a los seres de la verdad. (cfr. Encíclica, Veritatis
Splendor, Año 1993).
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