Evangelio sábado 23 de marzo 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Al ver que
Jesús había resucitado a Lázaro, muchos de los judíos que habían ido a casa de
María creyeron en Él. Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo
que Jesús había hecho. Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un
Consejo y dijeron: “¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos. Si
lo dejamos seguir así, todos creerán en Él, y los romanos vendrán y destruirán
nuestro Lugar santo y nuestra nación”.
Uno de ellos, llamado Caifás, que
era Sumo Sacerdote ese año, les dijo: “Ustedes no comprenden nada. ¿No les
parece preferible que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca la
nación entera?” No dijo eso por sí mismo, sino que profetizó como Sumo
Sacerdote que Jesús iba a morir por la nación, y no solamente por la nación,
sino también para congregar en la unidad a los hijos de Dios que estaban
dispersos. A partir de ese día, resolvieron que debían matar a Jesús.” °°° Juan
11, 45-57
Las
ironías que tiene la vida, el pensamiento de las personas. Si pensamos en
un Jesús de Nazareth que fue enviado a salvar la humanidad con su pasión,
muerte y resurrección. Los enemigos de Dios buscan la solución de su nación,
dándole muerte a Aquel que da la vida. Quieren salvar el pueblo condenando a
Jesucristo, el asunto es que la misma nación queda descalificada por rechazar
al Hijo de Dios. La muerte según la mentalidad humana, no genera vida. Al
contrario, genera odio, dolor, llanto, luto, amargura.
El
Papa Benedicto XVI tiene la razón cuando nos permite entender que el Reino del
Hijo de Dios no tiene carácter político, no se trata de Reinar por estar encima
de los demás, sino al contrario, es un Reino donde prevalece el sentido de
la Cruz, el sacrificio, la entrega total por la salvación.
Sólo mediante la fe en el Crucificado, en Aquel que es desposeído
de todo poder terrenal, y por eso enaltecido, aparece también la nueva comunidad, el modo nuevo en que Dios
domina en el mundo.
Pero eso significa que la cruz respondía a una “necesidad” divina
y que Caifás, con su decisión, fue en último análisis el ejecutor de la
voluntad de Dios, aun cuando su motivación personal fuera impura y no respondiera
a la voluntad de Dios, sino a sus propias miras egoístas» (Libro, Jesús de
Nazaret, segunda parte, p. 66).
Jesucristo
anuncia un mundo nuevo con su propia pasión, muerte y resurrección. Decía el
Maestro: “Después de mi resurrección, iré delante de vosotros a Galilea” (Marcos
14,28). Y este, efectivamente, será el último pensamiento: “Irá delante de
vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo” (Marcos 16, 7).
Galilea, se
irá constituyendo progresivamente en el lugar del discipulado y de la misión iluminados
por el fulgor de la pascua de Jesús.
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