Evangelio miércoles 13 de marzo
2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Jesús,
pues, tomando la palabra, les decía: En verdad, en verdad os digo: el Hijo no
puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace él,
eso también lo hace igualmente el Hijo. Porque el Padre quiere al Hijo y le
muestra todo lo que él hace. Y le mostrará obras aún mayores que estas, para
que os asombréis. Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la
vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere.” °°° Juan 5, 17-30.
La
comunión de vida permite la perfección de la obra y la misión. Jesús de
Nazareth guarda muy bien el consejo sabio de estar en comunión con el Padre
celestial. Él se siente en unidad con el Padre, es muy respetuoso de su Padre,
es prudente con las decisiones que son de su Padre, realiza exclusivamente la
comunión que el Padre le encomendó, no pone en peligro la Palabra de su Padre.
El Salvador del mundo le enseña a la humanidad:
De la misma
manera que Cristo logró su obra estando en comunión con su Padre, en esa misma
dimensión quien cree en Dios y es bautizado cumple perfectamente su misión,
cuando vive su fe en comunión con los demás hijos de Dios.
El
Papá Francisco nos propone pensar en qué consiste la comunión con Dios y con
las demás personas. Jesucristo logró su obra perfecta, gracias a que estuvo
en plena comunión con su Padre celestial.
Dice el santo Padre: La Trinidad es comunión de Personas divinas, las
cuales son una con la otra, una para la otra y una en la otra: esta comunión es
la vida de Dios, el misterio de amor del Dios vivo.
Y Jesús nos
reveló este misterio. Él nos habló de Dios como Padre; nos habló del Espíritu;
y nos habló de sí mismo como Hijo de Dios.
Y así nos reveló este misterio. Y
cuando, resucitado, envió a los discípulos a evangelizar a todos los pueblos
les dijo que los bautizaran «en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo» (Mateo 28, 19). Este mandato,
Cristo lo encomienda en todo tiempo a la Iglesia, que heredó de los
Apóstoles el mandato misionero. Lo dirige también a cada uno de nosotros que,
en virtud del Bautismo, formamos parte de su comunidad. (cfr. Ángelus, 31 de
mayo, 2015).
Si
debe existir una comunión con Dios, para lograr vivir una buena comunión con
las demás personas. Ahora, si una persona no está en comunión con Dios, no
logra estar en comunión con la Iglesia. Así lo entiende el Papa Francisco. No
podemos ser buenos cristianos sino junto a todos los que buscan al Señor Jesús,
como un único pueblo y un único cuerpo.
No
estamos aislados, nos somos cristianos a título individual. Si el nombre
es: "cristiano", el apellido es: "pertenezco a la Iglesia".
(cfr. Audiencia, 25 de junio, 2014).
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