Evangelio martes 5 de marzo 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Jesús le contesta: «No te digo hasta
siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de
los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados.
Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos.
Como no
tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus
hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus
pies, le suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo.” El
señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar”. °°° Mateo 18, 21-35.
El
perdón hace parte de la salud mental de cada persona. El Hijo de Dios
recomienda perdonar para poder vivir en paz con Dios, para liberar el alma,
para llevar a cabo un mandato bien difícil de asimilar. Hay situaciones y
momentos tan complicados en las personas, hay dolores tan intensos, hay
difamaciones tan calumniantes, hay pérdida de la dignidad ante los demás seres
humanos, que alguien podría decir, esa persona no merece el perdón.
El
perdón se convierte en un acto maravilloso que corresponde a la bondad humana.
Cuando se perdona y se deja a Dios lo que es de Dios, la persona se libera de
unas faltas que nacen con el NO PERDÓN: El odio, el rencor, la venganza, el
desearle el mal al otro. La Escritura educa nuestros pensamientos y
sentimientos con una parábola denominada “El siervo inmisericorde”.
Una buena
pregunta sería: ¿Cómo se explica que alguien sea perdonado y sale al encuentro
de otra persona y la crucifica por una deuda? - (cfr. Mateo 18, 30). El apóstol
san Pablo recomienda vivir una vida cristiana de acuerdo a los sentimientos de
Jesucristo: “Sopórtense los unos a los
otros, y perdónense siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro.
Como el Señor los perdonó, hagan ustedes lo mismo con los demás.” (cfr.
Colosenses 3, 12).
Un cualificado creyente madura y
aprende en su vida cristiana a: bendecir, perdonar y olvidar. Aprendemos a orar
por los enemigos, vivir en paz con los demás, la regla de vida diaria es el
amor y la misericordia.
El Papa Francisco insiste en que el perdón es
una medicina muy poderosa para el alma y la mente. El perdón es un derecho humano. Debo vaciarme
de mi ego para acoger a los demás. Todos necesitamos del perdón. (cfr. Discurso
penitenciaría apostólica, 25 de marzo, 2022).
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