Evangelio lunes 4 de marzo 2024
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Dijo Jesús
a sus discípulos: «En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su
patria». «Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de
Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre
en todo el país; y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda
de Sarepta de Sidón.
Y muchos
leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue
purificado sino Naamán, el sirio». Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga
se llenaron de ira; y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le
llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su
ciudad, para despeñarle. Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó.” Lucas
4, 24-30
La
soberbia, la incredulidad, el hecho de clasificar a las personas, han cerrado
las puertas en muchas ocasiones para que las personas puedan recibir tantas
gracias y bondades de Dios. El problema corre a lo largo de la historia. No
todos los que han hablado en nombre de Dios, han sido escuchados o bien
recibidos.
Los
profetas Elías y Eliseo, por ejemplo, no pudieron cumplir perfectamente su
misión porque el pueblo tenía su corazón cerrado a Dios. Eliseo fue el sucesor
de Elías. El mismo Elías fue llevado al cielo, Eliseo siguió su ministerio que
duró 60 años. (cfr. 1 de Reyes 19 y 2 de Reyes 5).
El
famoso aforismo “Nadie es profeta en su tierra” se sigue cumpliendo en la
historia. Termina el profetismo en Israel y los que continúan con la misión
van a ser perseguidos, envidiados o maltratados. San Juan el Bautista murió
decapitado por decir la verdad al gobernante de turno. El Hijo de Dios es
criticado, perseguido, injuriado y muere en una Cruz por la salvación de la
humanidad.
La respuesta del Nazareno es sabia y muy
inteligente. Es
como querer salvar la misión, diciéndole al enemigo “Ya sé lo que me van a
decir” sigue adelante y cumple con la tarea encomendada. Una buena conclusión
puede ser: “El enemigo se vence con una buena razón”.
El
Papa Francisco habla de la necedad de una persona por escuchar la voz de Dios y
la sabiduría por dejarse guiar de Dios. Jesús dice que la sabiduría de la
vida está en otra dimensión: en cuidar aquello que no se ve, pero que es más
importante, cuidar el corazón. El cuidado de la vida interior.
Significa
saber detenerse para escuchar el corazón, atender los pensamientos y los
sentimientos. la vida interior no se improvisa,
no es una cuestión de un momento, de vez en cuando, de una vez para siempre; la
vida interior hay que prepararla dedicando un poco de tiempo cada día, con
constancia, como se hace para cada cosa importante. (cfr. Ángelus, 12 de
noviembre, 2023).
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