Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
a los
cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las monedas; y a los que
vendían palomas les dijo: "Quiten todo de aquí y no conviertan en un
mercado la casa de mi Padre". En esos momentos, sus discípulos se
acordaron de lo que estaba escrito: El celo de tu casa me devora.” °°° Juan 2,
13-25.
Adorar
a Dios es más importante. La Sagrada Escritura recomienda como principio de
relación con Dios: “Adorar única y exclusivamente a Dios, servirle a Dios,
jurar solo en nombre de Dios”. (Éxodo 6, 13). Existen espacios que son de Dios,
para alabar a Dios, para bendecir el nombre de Dios. Sabiamente enseñó el
Salvador del mundo: “Dele a Dios lo que es de Dios”. (Mateo 22, 21).
En materia de fe es bueno ser
delicado con los asuntos de Dios. Históricamente podemos comprobar que cuando
alguien ha intentado manipular las cosas de Dios, ocupar el puesto de Dios,
utilizar a Dios, cambiarle el sentido o el rumbo a los asuntos de Dios, siempre
se ha equivocado. El consejo sabio es
ser prudente con las cosas de Dios.
Pensemos
en momentos en que somos imprudentes con lo que le corresponde a Dios: En el
ministerio del Hijo de Dios, algunos intentaron manipular a Dios, por ejemplo,
le pedían señales. La madre de los Zebedeos intentó buscar privilegios en Dios.
Satanás probó manipular al Hijo de Dios con tres tentaciones.
Judas Iscariote utilizó el amor de Dios y
vendió a su Maestro. Siempre ha habido una respuesta de Dios para quienes
pretender utilizar su espacio: El Papa Francisco nos recuerda la relación del
templo con la comunidad. El templo comienza con el Arca, Luego Salomón, somos
templos del Espíritu de Dios. (cfr. Homilía, 22 de noviembre, 2013).
EN EL AÑO DEL HIJO JESUCRISTO
Toda la vida de Jesucristo manifestará
"cómo Dios le ungió con el Espíritu Santo y con poder" (Hechos 10, 38). Lo que la
fe católica cree acerca de María se funda en lo que cree acerca de Cristo, pero
lo que enseña sobre María ilumina a su vez la fe en Cristo. "Dios envió a su Hijo" (Gálatas 4,
4), pero para “formarle un cuerpo" (cfr. Hebreos 10, 5) quiso la libre
cooperación de una criatura. Para eso desde toda la eternidad, Dios escogió
para ser la Madre de su Hijo, a una hija de Israel. (cfr. Catecismo # 485-488).
SI DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE ESTA REFLEXIÓN
HAZ CLICK AQUÍ