6 de marzo de 2025

EL VERDADERO AYUNO Evangelio viernes 7 de marzo 2025


EL VERDADERO AYUNO
Evangelio viernes 7 de marzo 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Los discípulos de Juan se le acercaron a Jesús, preguntándole: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?
  Jesús les dijo: - ¿Es que pueden guardar luto los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio y entonces ayunarán.” Mateo 9, 14-15.  
 
            ¿Cuál será el verdadero sentido del ayuno? Necesitamos la respuesta para no caer en la tentación de ser tradicionalista y tener que ayunar. Tentación de ayunar, pero no tener la mínima caridad para con los demás. Ayunar, con una cantidad de ocasiones de la vida de cada persona, pero no con el objetivo que propone la Sagrada Escritura. Debemos estar convencidos, de que existe el verdadero ayuno.
 
            Jesucristo es el excelente ejemplo de lo que es y los efectos que produce el verdadero ayuno. Él mismo «ayunó cuarenta días y cuarenta noches» (Mateo 4, 1-2) Sabemos que Jesucristo se preparó muy bien para su misión. La oración, el ayuno y la penitencia, vienen muy bien para enfrentar a aquel que destruye la vida a hombres y mujeres. Se llama el tentador. Jesucristo lo enfrentó. La vida se enfrenta desde la lógica, el tentador no pudo responder al interrogatorio del Maestro de Nazaret. El ayuno no es una norma legalista es un cambio total de vida.
 
            El Papa Benedicto XVI nos ubica históricamente y nos recuerda el valor del ayuno desde el Paraíso con Adán y Eva. el ayuno es una gran ayuda para evitar el pecado y todo lo que induce a él. El Señor impone al hombre que se abstenga de consumir el fruto prohibido: “De cualquier árbol del jardín puedes comer, más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio” (Génesis 2, 16-17).
 
 Los habitantes de Nínive que, sensibles al llamamiento de Jonás a que se arrepintieran, proclamaron, como testimonio de su sinceridad, un ayuno diciendo: “A ver si Dios se arrepiente y se compadece, se aplaca el ardor de su ira y no perecemos” (Jonás 3, 9).
 
 El verdadero ayuno, por consiguiente, tiene como finalidad comer el “alimento verdadero”, que es hacer la voluntad del Padre (cfr. Juan 4, 34). Si, por lo tanto, Adán desobedeció la orden del Señor de “no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal”, con el ayuno el creyente desea someterse humildemente a Dios, confiando en su bondad y misericordia. (cfr. Mensaje cuaresmal, 2009).
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