Evangelio martes 4 de marzo 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Pedro le
dijo a Jesús:
“Tú sabes que nosotros lo hemos
dejado todo y te hemos seguido”.
Jesús
respondió: “Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre
y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este
mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos
y campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida
eterna.
Muchos de los primeros serán los
últimos y los últimos serán los primeros”. Marcos 10, 28-31.
Seguir
los caminos del Maestro de Nazareth tiene sus méritos y tiene su recompensa.
Depende de lo que elija cada persona. La
primera opción equivocada puede ser que la persona entra en los caminos de
Dios, busca su éxito personal, se guía por sus propios criterios. La
segunda opción acertada, consiste en elegir
el camino de Dios, buscando siempre la gloria de Dios, hacer la voluntad de
Dios, dejando a Dios que sea Dios en su vida personal.
San
Pedro logró entender que, si no se renuncia a las tentaciones de este mundo, no
se logra cumplir con la misión que Dios quiere de cada persona. Renunciar
guarda una relación profunda con la libertad de cada persona. Quien no es libre
y tiene su corazón ocupado en las riquezas de este mundo, no puede servir a dos
señores.
El
apóstol san Pablo logró un mensaje conciso y agudo para los romanos, a quienes
les explicó quién es la persona que puede agradarle y servirle a Dios. “No
busquen grandezas y vayan a lo humilde; no se tengan por sabios. No devuelvan a
nadie mal por mal, y que todos puedan apreciar sus buenas disposiciones.”
(Romanos 12, 16-17). Que cada cual cumpla su misión como le gusta a Dios: Lo
bueno, lo agradable, lo perfecto. (Romanos 12, 2).
El
Papa Francisco recomienda para seguir los caminos del Maestro: “Dejar para
seguir”. Dice el santo Padre: Permanecer con Jesús, por lo tanto, requiere la
valentía de dejar, de ponerse en camino. ¿Qué debemos dejar? Nuestros
vicios, nuestros pecados. hay que dejar también lo que nos impide vivir
plenamente, por ejemplo, los miedos, los cálculos egoístas, las garantías de
estar seguro viviendo una vida mediocre. Y también hay que renunciar al tiempo
que se pierde en tantas cosas inútiles.” (cfr. Ángelus, 22 de enero, 2023).
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