Evangelio sábado 29 de marzo 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Refiriéndose
a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, Jesús dijo esta
parábola:
Dos hombres subieron al Templo para
orar; uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba así: “Dio s mío, te doy gracias porque no soy
como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como
ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis
entradas”.
En cambio, el publicano,
manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo,
sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy
un pecador!”
Les aseguro que este último volvió a
su casa justificado, pero no el primero.”
Lucas 18,
9-14
Fariseo y Publicano, buscan alabar a
Dios. ¿Quién lo logrará? ¿Cómo lograr
que nuestra vida cotidiana, nuestra vida laboral, nuestra vida misionera, sirva
de ejemplo a los demás? La respuesta
son las virtudes que propone el Hijo de Dios. La humildad y la sencillez de corazón. ¿Qué es lo que impide que
una persona logre destacarse por ser humilde en su ser? La dificultad está en
el primer pecado capital: La Soberbia. La limitación está en no reconocer
nuestras limitaciones y deficiencias.
La
humildad es el principio máximo para poder cumplir la voluntad de Dios. No
pueden existir personas que se sientan superiores a los demás, todos deben ser
hermanos. El servicio nos debe distinguir. (cfr. Mateo 20, 17-28). Humildad y sencillez de corazón se ubican
como emblemas en las exigencias del futuro discípulo de Cristo. Cualquier
persona que pretenda tomar las banderas del Evangelio y la vida cristiana,
necesariamente debe brillar ante los demás por las virtudes de la humildad y la
sencillez. Esa es la voluntad. (cfr. Marcos 10, 13-16).
El
Papa Francisco enseña que María Santísima es la llena de Gracia, precisamente
por su humildad. “Dios no nos exalta por nuestros dones, riquezas, o por
las habilidades, sino por la humildad. Dios está enamorado de la humildad. Dios
levanta a quien se abaja, levanta a quien sirve”. (Ángelus 15 de agosto 2021).
Santo Tomás de Aquino enseñaba:
Humildad “Consiste en mantenerse dentro de los propios términos sin llegar a lo
que está sobre sí”.
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