2 de marzo de 2025

La avaricia enferma el corazón. Evangelio lunes 3 de marzo 2025


LA AVARICIA ES UNA ENFERMEDAD DEL CORAZÓN                                        
Evangelio lunes 3 de marzo 2025
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús se puso en camino. Un hombre corrió hacia Él y, arrodillándose, le, preguntó: “Maestro bueno, ¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?” Jesús le dijo: “¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces los mandamientos:
 No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre”.
            El hombre le respondió: “Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud”. Jesús lo miró con amor y le dijo: “Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme”. Él, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes.
 
            Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: “¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!” °°° Marcos 10, 17-27. 
 
            Aprendemos a organizar nuestro plan de vida, evaluando y tomando decisiones de acuerdo con las prioridades que enseña Dios y evaluando las que ofrece el mundo en su funcionamiento. El punto de la felicidad lo propone Dios desde el uso debido, ético y eterno de los bienes. Santa Teresa de Jesús propuso tres categorías para el buen uso de las cosas: Que sean buenas, que sean útiles y que sean necesarias.
 
            Jesucristo propone que nos dejemos guiar por los mandatos de la ley del creador, que están centrados en el amor, en el servicio, en la caridad, en el amor a justicia y a la verdad. El gran secreto está en no inclinarse y creer que los privilegios que ofrece el mundo terrenal son la base para la verdadera felicidad.  El punto de equilibrio se logra con el servicio, la caridad y la misericordia con los demás.
 
            Debemos estar atentos en no caer en el segundo pecado capital. La Avaricia. Los teólogos en el tema de la moral la definen como: el amor excesivo y desordenado por las riquezas y los bienes de este mundo. La persona Avara propone su identidad ante el mundo como aquel que tiene su corazón ocupado en las riquezas.
 
            La Escritura nos propone pensar: “Eviten toda clase de codicia. Las posesiones no son las que dan la vida.” (Lucas 12, 15). “No extiendas la mano a todo lo que ves” (Eclesiástico 31, 14). “Quien vive de la avaricia, ella misma termina con su vida” (Proverbios 1, 19).
 
            El Papa Francisco opina que la Avaricia es una enfermedad del corazón, no de la cartera. Es una enfermedad, afirmó, que destruye a las personas, porque el hambre de posesiones es adictiva. Especialmente los que tienen mucho nunca están satisfechos: siempre quieren más, y sólo para ellos mismos. (cfr. Ángelus, 31 de julio, 2022).
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