30 de abril de 2022

DIOS QUIERE UNA IGLESIA EUCARÍSTICA Y DE HERMANOS Evangelio domingo 1 de mayo 2022


DIOS QUIERE UNA IGLESIA EUCARÍSTICA Y DE HERMANOS    
Evangelio Domingo 1 de mayo 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera. Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dice: «Voy a pescar.» Le contestan ellos: «También nosotros vamos contigo.» Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada. Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis pescado?» Le contestaron: «No.» Él les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.»
 
            El ungido de Dios, organiza una comunidad de acción y de mesa Eucarística.  Una Iglesia eminentemente de pescadores, una Iglesia de hombres y mujeres que tenemos la misión de estar permanentemente lanzando la red, abriendo los espacios, estando muy atentos, disponiendo de buen tiempo. Una Iglesia abierta a los signos de los tiempos, una Iglesia que escucha al mundo moderno. Tal como la imagina el Papa Francisco: “Me gustaría una Iglesia inquieta, siempre cercana a los abandonados, a los olvidados, a los imperfectos”. El santo Padre sueña con una Iglesia que cumpla con los requisitos de: la humildad, desinterés, y bienaventuranza. una Iglesia que sabe reconocer la acción del Señor en el mundo, en la cultura, en la vida cotidiana de la gente. (cfr. Evangelii Gaudium, 49).
 
            El pescador de hombres vuelve a ser pescador de peces.  La experiencia con el Maestro de Nazareth no puede ser vivida de una manera individual, sino en comunidad. El Salvador propone una Iglesia de hermanos, de hombres y mujeres que trabajan unidos, que aprenden a caminar juntos, a ser obedientes y “lanzan la red a la derecha de la barca”. Allí precisamente descubren la identidad magna del resucitado. Jesucristo propone una Iglesia Católica pascual, todo aquel que pretenda ser discípulo del Hijo de Dios, tendrá que vivir pascualmente, guiado siempre por la Palabra de su Maestro, permitiendo que el Espíritu de Dios le enseñe a formar una comunidad de amor, donde reina la caridad, la misericordia, la justica. Eso es exactamente una Iglesia Pascual. Jesucristo es el Señor, de los vivos y de los muertos. Es el Señor de su Iglesia, es quien ejerce su señorío con la Palabra y la Eucaristía. 
            Un buen modelo de una persona justa por antonomasia es san José. Un hombre que vivió en plenitud su misión con un corazón de padre, un hombre humilde, un testigo de Dios. Como dice el Papa Francisco: el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta.