EL RESUCITADO SABE A REDENCIÓN. Evangelio Domingo 17 de Abril 2022.
EL
RESUCITADO SABE A REDENCIÓN Evangelio
Domingo Resurrección, 17 de abril 2022 Padre,
Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué “El
primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando
todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. corre y llega donde
Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han
llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.» Salieron
Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro.” °°° (Juan 20, 1-9).Pascua
es ese acontecimiento central de nuestra fe, porque a través de ella
descubrimos en su complejidad el misterio de Cristo, el misterio de
Dios, el misterio de la Iglesia, la misión que se nos encomienda: “Nos encargó
predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de
vivos y muertos” (Hechos 10, 42). Pascua, es la consigna de ser
constructores de un mundo reconciliado. Fue la causa por la cual sufrió
tanto el Hijo de Dios, fue el objetivo de su encarnación, fue la razón al
instituir su Iglesia como sacramento de salvación. Por qué no tomar las
banderas del perdón, la tolerancia, la comprensión, el diálogo, el
arrepentimiento, la escucha. Una Iglesia sinodal, donde se atiende a los
demás; es decir, una Iglesia de escucha recíproca «en la que cada uno tiene
algo que aprender”. La
muerte no tiene la última palabra. La resurrección es una verdad fundamental
del cristianismo. Cristo verdaderamente resucitó por el poder de Dios. No se trata de
un fantasma, ni una mera fuerza de energía, ni de un cuerpo revivido como el de
Lázaro que volvió a morir. Cristo está vivo, superó la muerte, superó el
pecado, superó la tentación. Jesucristo pagó el precio por nuestros pecados con
su muerte en la cruz.Conquistó así a
todos sus enemigos. El último enemigo en ser destruido, al final del tiempo,
será la muerte (Cfr. 1 Corintios 15, 25. 26).Por eso, la muerte no es el final. La
misión de una Iglesia Católica, sinodal, se perfila desde el mandato mismo de
la resurrección del Maestro: anunciar el Evangelio del Hijo de Dios, Cristo Señor,
y con él suscitar la escucha de la fe en todos los pueblos (cfr. Romanos 1,
1-5; Gálatas 3, 5). La Iglesia cumple su mandato sobre todo cuando da
testimonio, de palabra y obra, de la misericordia que ella misma recibió
gratuitamente. Esos son los sentimientos del Papa Francisco, frente a la
Iglesia. El objetivo se cumple con la conversión, es la conversión misionera de
la Iglesia: está destinada a renovar la Iglesia según la imagen de la propia
misión de amor de Cristo. Sus discípulos y discípulas, por tanto, están
llamados a ser “luz del mundo” (Mateo 5,14). (Constitución apostólica,
Praedicate Evangelium, 1-2).