16 de abril de 2022

EL RESUCITADO SABE A REDENCIÓN. Evangelio Domingo 17 de Abril 2022.


EL RESUCITADO SABE A REDENCIÓN   
Evangelio Domingo Resurrección, 17 de abril 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. corre y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.» Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro.” °°° (Juan 20, 1-9).Pascua es ese acontecimiento central de nuestra fe, porque a través de ella descubrimos en su complejidad el misterio de Cristo, el misterio de Dios, el misterio de la Iglesia, la misión que se nos encomienda: “Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos” (Hechos 10, 42). Pascua, es la consigna de ser constructores de un mundo reconciliado. Fue la causa por la cual sufrió tanto el Hijo de Dios, fue el objetivo de su encarnación, fue la razón al instituir su Iglesia como sacramento de salvación. Por qué no tomar las banderas del perdón, la tolerancia, la comprensión, el diálogo, el arrepentimiento, la escucha. Una Iglesia sinodal, donde se atiende a los demás; es decir, una Iglesia de escucha recíproca «en la que cada uno tiene algo que aprender”.
 
La muerte no tiene la última palabra. La resurrección es una verdad fundamental del cristianismo. Cristo verdaderamente resucitó por el poder de Dios. No se trata de un fantasma, ni una mera fuerza de energía, ni de un cuerpo revivido como el de Lázaro que volvió a morir. Cristo está vivo, superó la muerte, superó el pecado, superó la tentación. Jesucristo pagó el precio por nuestros pecados con su muerte en la cruz.  Conquistó así a todos sus enemigos. El último enemigo en ser destruido, al final del tiempo, será la muerte (Cfr. 1 Corintios 15, 25. 26).  Por eso, la muerte no es el final. 
 
La misión de una Iglesia Católica, sinodal, se perfila desde el mandato mismo de la resurrección del Maestro: anunciar el Evangelio del Hijo de Dios, Cristo Señor, y con él suscitar la escucha de la fe en todos los pueblos (cfr. Romanos 1, 1-5; Gálatas 3, 5). La Iglesia cumple su mandato sobre todo cuando da testimonio, de palabra y obra, de la misericordia que ella misma recibió gratuitamente. Esos son los sentimientos del Papa Francisco, frente a la Iglesia. El objetivo se cumple con la conversión, es la conversión misionera de la Iglesia: está destinada a renovar la Iglesia según la imagen de la propia misión de amor de Cristo. Sus discípulos y discípulas, por tanto, están llamados a ser “luz del mundo” (Mateo 5,14). (Constitución apostólica, Praedicate Evangelium, 1-2).