14 de abril de 2022

EL PERDÓN DE DIOS TIENE PODER CREADOR. Evangelio Viernes Santo, 15 de Abril 2022


EL PERDÓN DE DIOS, TIENE PODER CREADOR  
Evangelio Viernes Santo, 15 de abril 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
” Salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, en el que entraron él y sus discípulos. Pero también Judas, el que le entregaba, conocía el sitio, porque Jesús se había reunido allí muchas veces con sus discípulos. Judas, pues, llega allí con la cohorte y los guardias enviados por los sumos sacerdotes y fariseos, con linternas, antorchas y armas. Jesús, que sabía todo lo que le iba a suceder, se adelanta y les pregunta: «¿A quién buscáis?» Le contestaron: «A Jesús el Nazareno.» Díceles: «Yo soy.» °°° (Juan 18, 1-19, 42).  El corazón de Dios se alegra perdonando. Ese es el campo afectivo y sentimental del Hijo de Dios, frente a la misión que el Padre celestial le encomendó: Ser el salvador del mundo. Salvar la humanidad, es la excelente pedagogía donde cada creyente entra en una dinámica diversa a la que la persona se está imaginando. Jesús logra convencer de una forma ejemplarizante. Asume el madero de la Cruz y convence al mundo de la importancia de aprender a perdonar, a olvidar, asumir el sufrimiento. Nadie ama tanto en este mundo, sino aquel que se atreve a dar la vida por los demás. Este es el espíritu del viernes santo. Espíritu de dolor, espíritu de sufrimiento, espíritu de conquista, espíritu de salvación, espíritu de patriotismo. 
            Cuando contemplamos a Cristo crucificado, descubrimos la extraordinaria riqueza que emana del madero de la cruz, con un solo objetivo, el bien de cada uno de nosotros. Nos decidimos a aceptar el sufrimiento humano como un valor, como parte integrante de lo que significa el camino de la vida. Afirma el Papa santo: “El sufrimiento humano constituye en sí mismo casi un específico –mundo- que existe junto con el hombre, que aparece en él y pasa, o a veces no pasa, pero se consolida y se profundiza en él. Este mundo del sufrimiento, dividido en muchos y numerosos sujetos, existe casi en la dispersión. (Carta Apostólica, Salvifici Doloris, 8).
 
  El Papa emérito Benedicto XVI enseña que el tema de la cruz, dolor y sufrimiento, es para san Pablo el punto central de su predicación: “Para san Pablo la cruz tiene un primado fundamental en la historia de la humanidad; representa el punto central de su teología, porque decir cruz quiere decir salvación como gracia dada a toda criatura. El tema de la cruz de Cristo se convierte en un elemento esencial y primario de la predicación del Apóstol: el ejemplo más claro es la comunidad de Corinto. Frente a una Iglesia donde había, de forma preocupante, desórdenes y escándalos, donde la comunión estaba amenazada por partidos y divisiones internas que ponían en peligro la unidad del Cuerpo de Cristo, san Pablo se presenta no con sublimidad de palabras o de sabiduría, sino con el anuncio de Cristo, de Cristo crucificado. Su fuerza no es el lenguaje persuasivo sino, paradójicamente, la debilidad y la humildad de quien confía sólo en el "poder de Dios" (cf. 1 Corintios 2, 1-5).
 
La cruz, por todo lo que representa y también por el mensaje teológico que contiene, es escándalo y necedad. Lo afirma el Apóstol con una fuerza impresionante, que conviene escuchar de sus mismas palabras: "La predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan —para nosotros— es fuerza de Dios. (...) Quiso Dios salvar a los creyentes mediante la necedad de la predicación. Así, mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos, necedad para los gentiles" (1 Corintios 1, 18-23).” (Audiencia 29 de octubre 2008).
 
            El sufrimiento se entiende desde la misma persona de Jesús. No tiene razón de ser, cuando no se lucha por una noble causa; no tiene sentido cuando no nace de un interés común. No logra su objetivo, porque no persigue la gloria de Dios. No lo podremos vivir, hasta que no se convierta en un bien necesario: “Es necesario que el Hijo del hombre, caiga en manos de los hombres”. El camino de la Cruz vivido por el Maestro, apunta a la conversión y al modelo de una sociedad futura que aprenda a vivir en el amor y la misericordia. "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lucas 23,34).  "Hoy estarás conmigo en el Paraíso" (Lucas 23, 43). "He aquí a tu hijo: he aquí a tu Madre" (Juan 19, 26).  "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mateo 27, 46). "Tengo sed" (Juan 19, 28) “Todo está consumado" (Juan 19,30).  "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lucas 23, 46