QUIEN LE CREE A DIOS NO NECESITA EXPLICACIONES. Evangelio domingo 24 de abril 2022
QUIEN
LE CREE A DIOS, NO NECESITA EXPLICACIONES
Evangelio
Domingo 24 de abril 2022 Padre,
Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué “El
día de la resurrección, primer día de la semana, por la tarde, estaban en casa
los discípulos con las puertas trancadas por miedo a los judíos, cuando se
presentó Jesús, se colocó en medio de ellos y les dijo: «¡Os traigo la paz!»
Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de
ver al Señor. Jesús repitió: «¡Os traigo la paz! Así como el Padre me envió, os
envío yo.» (Juan 20, 19-31).¿Por
qué muchos dudan de la gracia de Dios? Se hace obligatorio aprender el criterio
teológico del resucitado: “No seas incrédulo, sino creyente”. Razón tenía el
santo obispo de Hipona, cuando aclaró: “Comprende para creer, cree para
entender.” (Sermón 43). Se hace necesaria la primacía de la fe, ante el
conocimiento por la razón. la Sagrada
Escritura declara bienaventurada aquella persona que le cree a Dios, sin
pedirle explicaciones. “Dichosos los que crean sin haber visto” (Juan 20, 29). La
resurrección trae consigo los dones y las Gracias de Dios para la nueva vida
del mundo: Aparece la paz como un Gracia de Dios y responsabilidad nuestra
cultivarla “Paz a vosotros”. Se inicia una misión: hombres y mujeres somos
enviados a proclamar ese mensaje de reconciliación y unidad “Así como el Padre
me ha enviado, así os envío yo”. El Espíritu Santo cumple la misión de darnos
la sabiduría y la fortaleza para continuar la obra que Cristo dejó “Dicho esto,
exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: recibid el Espíritu Santo”. El poder
de perdonar pecados emana de la inmensa misericordia del resucitado. “A quienes
les perdonéis los pecados, les quedarán perdonados” Los pecados se perdonan en
nombre de Cristo. El amor de Dios se muestra condescendiente ante la debilidad
humana: Jesucristo permite una experiencia directa con Dios. “Trae tu dedo mira
mis manos”. La
resurrección de Cristo, es la clave de bóveda del cristianismo. Así lo expresó
el Papa emérito Benedicto XVI: La muerte del Señor demuestra el inmenso amor
con el que nos ha amado hasta sacrificarse por nosotros; pero sólo su
resurrección es «prueba segura», es certeza de que lo que afirma es verdad, que
vale también para nosotros, para todos los tiempos. Al resucitarlo, el Padre lo
glorificó. San Pablo escribe en la carta a los Romanos: «Si confiesas con tu
boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los
muertos, serás salvo» (Romanos 10, 9). (Audiencia, 26 de marzo, 2008). Jesús sigue
estando presente entre sus amigos, como lo había prometido: «He aquí que yo
estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo» (Mateo. 28, 20).