6 de abril de 2022

LA RAZÓN LA TIENE DIOS. Evangelio Jueves 7 de Abril 2022


LA RAZÓN LA TIENE DIOS 
Evangelio. JUEVES 7 DE ABRIL 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
La razón la tiene la Palabra de Dios. Afirma el texto sagrado: “En verdad, en verdad os digo: si alguno guarda mi Palabra, no verá la muerte jamás.» Le dijeron los judíos: «Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abraham murió, y también los profetas; y tú dices: "Si alguno guarda mi Palabra, no probará la muerte jamás." ¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abraham, que murió? También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes a ti mismo?» °°° (Juan 8, 51-59). 

 El Espíritu de Dios tiene la última palabra. Nada podemos hacer si no es con la ayuda del Espíritu. Quienes se han dejado guiar por el Espíritu, han alcanzado la gloria de la santidad. Han podido entender que quien guarda la Palabra de Dios no verá la muerte eterna. Ser discípulo de Cristo no es estar sometido a preceptos y leyes, es dejarse guiar por el viento impetuoso del Espíritu Santo. 

La obra del Maestro de Nazareth, continúa su rumbo gracias al Espíritu del Padre celestial. Lo que no entendemos, lo que no podemos, aquello que causa desacierto, encontrará su solución gracias a la asistencia del Espíritu Santo.  Será el que consolará, asistirá, defenderá, protegerá a los Apóstoles, a la Iglesia y a nosotros mismos.
 
            Augusto Cury, Psiquiatra brasileño, afirmaba: “El Maestro se da cuenta que el alma humana está enferma por la impaciencia, la rigidez, la intolerancia, la dificultad para contemplar lo bello, la incapacidad de darse sin esperar la contrapartida del retorno. “El que no ama, no guarda mis palabras” (Juan 14, 24).

El Papa emérito Benedicto XVI propone la esperanza como virtud para aceptar y vivir la Palabra según el Espíritu del creador: no se puede vivir sin esperanza. La experiencia muestra que cada cosa, y nuestra misma vida corren riesgo, pueden derrumbarse por cualquier motivo. Es normal: todo lo que es humano, y por tanto la esperanza, no tiene fundamento en sí mismo, sino que necesita una “roca” a la que anclarse. 

De ahí que Pablo escriba que la esperanza humana, los cristianos están llamados a fundarla en el “Dios vivo”. Sólo en Él se convierte en segura y fiable. Es más, sólo Dios, que en Jesús nos ha revelado la plenitud de su amor, puede ser nuestra firme esperanza. En Él, nuestra esperanza, hemos sido de hecho salvados (cfr. Romanos 8,24). (Homilía, 2 de abril 2009).