HAY QUE EVITAR TODA OCASIÓN DE PECADO. Evangelio Viernes 10 de junio 2022
HAY
QUE EVITAR TODA OCASIÓN DE PECADO
Evangelio
Viernes 10 de junio 2022 Padre,
Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué “Dijo
Jesús a sus discípulos: Han oído el mandamiento ¡no cometerás adulterio! Todo
el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su
corazón. Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo
de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu
cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado,
córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros,
que no que todo tu cuerpo vaya al infierno.” (Mateo 5, 27-32). Que nada se convierta en ocasión
propicia para pecar. Esa es la advertencia y preocupación del Maestro ante el
comportamiento de todos los que somos personas de fe. Es importante en materia
de vida cristiana recordar en ciertos momentos lo que la Sagrada Escritura
enseña: “La ley y el espíritu de la ley”. El espíritu de la ley
comprende un radio de acción más amplio que la simple escritura de la ley. El
Hijo de Dios insiste en el amor, la fidelidad, la misericordia, la justicia, la
verdad, etc. Existen frases que no dejan de resonar en la conciencia de todo aquel
que desee vivir según el Espíritu de la ley: “Misericordia quiero y no
sacrificios”. “Bienaventurados todos aquellos que hagan la voluntad de Dios.”
“Nuestra recompensa será más grande en el reino de los cielos.” “No he venido a
acabar con la ley sino a darle cumplimiento.”. El sexto mandato de la ley del
creador apunta a la dignidad y a la sexualidad en la vida humana. Así lo
deja sentir el Catecismo de nuestra Iglesia Católica. De acuerdo a ese capítulo
20 del libro del Éxodo o el capítulo 5 del libro del Deuteronomio en la Santa
Biblia, el adulterio es un pecado grave y un problema que se debe resolver.
No hay que olvidar que la sexualidad abraza todos los aspectos de la persona
humana, en la unidad de su cuerpo y de su alma. (Catecismo # 2332). Es
deber de cada hombre y cada mujer, reconocer, cuidar y preservar su propia
identidad. La unión del hombre y de la mujer en el matrimonio es una manera de
imitar la generosidad y la fecundidad del Creador. (cfr. Génesis 2, 24). Así
pues, que el Maestro interpreta el plan de su padre celestial para la pareja
humana: “Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio.” El
hombre no debe separar lo que Dios ha unido.” (Mateo 5, 27-28. Y Mateo 19,6). El Papa emérito Benedicto XVI no
está de acuerdo que el adulterio sea visto con una “injustificable
tolerancia”. Solo desde la roca del amor conyugal de un hombre y una mujer,
se puede edificar una verdadera comunión. (Alocución 7 de febrero 2007).