SEREMOS
EVANGELIO VIVO: LUZ DEL MUNDO
Evangelio
Martes 7 de junio 2022
Padre,
Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Dijo
Jesús a sus discípulos: Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa,
¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y
pisoteada por los hombres. «Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse
una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y
la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos
los que están en la casa.” °°° Mateo 5, 13-16.
No hay que dejarse vencer por el excentricismo actual, por el
subjetivismo, por la modernidad de las ideas. Quienes creemos en Dios.
Quienes somos bautizados. Quienes logramos comprender la Palabra del Ungido de
Dios entendemos que el mundo actual necesita de la luz de Dios, de
hombres y mujeres que seamos luz para el mundo, sal de la tierra, estrellas
permanentes en el ambiente hostil de unos pocos. Señor que tu luz, nos haga ver
la luz. (Salmo 35). Aprendemos a descubrir la presencia de Dios en nuestras
vidas. El nacimiento del salvador, la llegada del Mesías, la Institución
del Reino de Dios, es una realidad transformante que abre las puertas de la
salvación, una vida nueva, una luz, una esperanza. Jesucristo es la luz que
estaba necesitando el mundo.
En
medio de la oscuridad y la desesperanza que muchas veces limita nuestros
deseos, aparece una luz que establece nuestro eterno y definitivo horizonte.
Una señal de esperanza abre las puertas a la transformación del mundo:
“Aceptando el Evangelio, participamos en Cristo Jesús, de las mismas promesas
que el pueblo de Israel” Mateo 2, 1-12. Dios
está convencido de lo que Él es, y la razón por la cual vino a este mundo. Él
mismo dispuso las cosas, preparó diligentemente este acontecimiento, dejó
las bases de la fe, la luz y la verdad, para conocerlo a Él; no permitió
que ninguna fuerza se opusiera a sus deseos. Él mismo pide a todos sus
seguidores que sean sal de la tierra, que no se vuela Sosa, de igual manera,
luz del mundo: “Alumbre así vuestra luz para que vean sus buenas obras y den
gloria a Dios” Mateo 5, 16).
El Papa Francisco propone que: Todos
los bautizados discípulos misioneros estamos llamados a convertirnos en un
Evangelio vivo en el mundo: con una vida santa daremos
"sabor" a los diferentes ambientes y los defenderemos de la
corrupción, como hace la sal; y llevaremos la luz de Cristo a través del testimonio
de una caridad genuina. Pero si los cristianos perdemos sabor y apagamos
nuestra presencia de sal y de luz, perdemos la efectividad.» (Ángelus, 9 de
febrero de 2014). Los primeros cristianos en la historia de nuestra Iglesia
Católica, brillaban por sus buenas obras, por su testimonio de vida, por su
vida en comunidad, por su preocupación por los débiles y desamparados. (cfr.
Hechos 2, 41-47).