8 de junio de 2022

NUNCA HAY QUE DEJARSE VENCER POR EL MAL. Evangelio Jueves 9 de Junio 2022


NUNCA HAY QUE DEJARSE VENCER POR EL MAL           
Evangelio Jueves 9 de junio 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“El Maestro dijo a sus discípulos: Si no son mejores que los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los cielos. Han oído que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será procesado, pro yo les digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano ¡imbécil! Tendrá que comparecer ante el sanedrín, y si lo llama ¡renegado!, merece la condena del fuego.” (Mateo 5, 20-26).
      El mal nuestro, es la tentación que llamamos ligereza de la lengua, el afán por opinar, por contar, colocar contra el paredón a los demás, sin medir en ningún momento las consecuencias, los alcances, la peligrosidad, el veneno, la violencia y el odio, lo cual va contra la prudencia y la dignidad de las demás personas. El odio siempre ha engendrado división, guerra y violencia. Por ejemplo: Según la Sagrada Biblia, existía un odio terrible entre judíos y samaritanos; los judíos los trataban como si fueran paganos ya que descendían de unos extranjeros que se habían asentado en esas tierras hacia el año 721 A.C. El Apóstol san Pablo advierte sobre el buen comportamiento de una persona creyente: “Nada de rivalidades y envidas. °°° Revístanse del Señor y no se dejen arrastrar por la carne, para satisfacer sus deseos” (Romanos 13, 13-14).
 
            El Papa Francisco se pregunta: ¿Cómo puede una persona bautizada y creyente, evangelizar con comportamientos contrarios a la caridad y el amor? Por ejemplo: existe diversas formas de odio, divisiones, calumnias, difamaciones, venganzas, celos, deseos de imponer las propias ideas a costa de cualquier cosa, y hasta persecuciones que parecen una implacable caza de brujas. La solución a este mal comportamiento es la siguiente: A cada uno de nosotros se dirige la exhortación paulina: “No te dejes vencer por el mal, antes bien vence al mal con el bien”. Y también: “¡No nos cansemos de hacer el bien!”. No nos dejemos robar el amor fraterno. (Romanos 12, 21 Gálatas 6,9). (Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, n. 100-101).

            Sin amor, se pierde el respeto por las personas y no se reconoce el tanto daño que le hacemos. Sin amor se cometen cantidad de injusticias con los demás, porque faltamos a la verdad, porque nos dejamos llevar de la cólera, de la envidia, de la venganza. El apóstol san Pablo nos regala un excelente consejo para no caer en la tentación de buscar la rivalidad con las demás personas. Afirma: “Como elegidos de Dios, santificados y amados por él, revístanse de sentimientos de compasión, de benevolencia, de humildad, de mansedumbre y de paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. Como el Señor los perdonó, hagan ustedes lo mismo con los demás y por encima de todo esto, revístanse del amor, que crea la unidad perfecta.” (Colosenses 3, 12).