21 de junio de 2022

QUIEN ESTIMA SU FE, ESTÁ ATENTO A LOS FALSOS PROFETAS.


QUIEN ESTIMA SU FE, ESTÁ ATENTO A LOS FALSOS PROFETAS
Evangelio Miércoles 22 de junio 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Dijo Jesús a sus discípulos: Cuidado con los falsos profetas, se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conocerán. A ver, ¿acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles dañados dan frutos malos.” Mateo 7, 15-20. 
 
            Las advertencias permiten conocer el camino correcto de la fe. Nos evitan caer en la tentación. Nos dan mucha seguridad en lo que somos y hacemos en nuestra vida cotidiana. Quien desee llegar muy lejos en su vida de fe y de Gracia, será una persona muy atenta a las advertencias del Hijo de Dios.  San Pío de Pietrelcina decía: “el demonio es como un perro rabioso atado a una cadena, si no te acercas no podrá morderte. Y si caemos, ¿por qué avergonzarnos de un Dios tan bueno a la hora de pedirle perdón?”. Nuestro mayor enemigo se llama “demonio” y ¿qué es el demonio?: la hipocresía, la falsedad, la mentira, las apariencias, el orgullo, la vanidad, el odio, el rencor, la persecución. De ese diablo rabioso es que el Hijo de Nazareth nos quiere proponer estar atentos y vigilantes. 
 
            La Sagrada Escritura contiene una buena cantidad de advertencias: “ojos soberbios, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente, un corazón que maquina planes perversos, pies que corren rápidamente hacia el mal.” (Proverbios 6, 16). “Ay de los que planean la iniquidad y traman el mal.” (Miqueas 2,1). “Guárdense de la levadura de los fariseos que es la hipocresía.” (Lucas 12,1). “No pueden beber la copa del Señor y la copa del demonio.” (1 Corintios 10,21). “el que siembra para su propia carne, de la carne segará corrupción, pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.” (Gálatas 6, 7). “No imiten la conducta de los fariseos, porque dicen y no hacen.” (Mateo 23, 2). “No se dejen llamar Maestro, porque uno solo es su maestro.” (Mateo 23,8). “El mayor entre ustedes debe ser el servidor.” (Mateo 23, 11).
 
            Jesucristo nos advierte sobre los falsos profetas. Así lo explica el Papa Francisco: “lastimosamente existen personas que hablan de Dios, pero sólo buscan su provecho personal, y en vez de acercarnos a Dios, nos alejan de Él. En un sentido más personal, todos tenemos un falso profeta en nuestra carne que tiene la misma función de alejarnos de Dios, la inclinación al pecado. Este falso profeta es muy atractivo, siempre intenta convencernos bajo la apariencia de algo apetecible y bueno, pero es un lobo con piel de oveja que, al atraparnos, nos deja vacíos porque el supuesto bien que prometía era todo mentira y nos quita la vergüenza para pecar y nos la devuelve en la confesión. Los falsos profetas son como los encantadores de serpientes.