28 de junio de 2022

DOS MARAVILLOSAS COLUMNAS EN LA IGLESIA CATÓLICA Evangelio Miércoles 29 de Junio 2022


DOS MARAVILLOSAS COLUMNAS EN LA IGLESIA CATÓLICA         
Evangelio Miércoles 29 de junio 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué

“Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas.» Díceles él: «Y vosotros ¿Quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.” Mateo 16, 13-19.

            Cómo logran dos personas tan distintas en su cultura, en su ser y en su capacidad de comprensión, edificar y traducir el pensamiento de Jesús el Nazareno, hasta convertirlo en semilla, en vida, en comunidad, en Iglesia Católica.   San Pedro y san Pablo lo lograron. Ambos testigos de Jesucristo, ambos se dedicaron a dar testimonio de lo que habían visto y oído. Ambos construyen el edificio de la fe cristiana. Ambos dieron sus vidas y se sacrificaron por Jesucristo. Ambos extendieron el cristianismo por todo el mundo. La complementariedad, fue el gran secreto de Pedro y Pablo para el desarrollo del cristianismo.

 

            Dos personas únicas y complementarias, permiten que hoy hablemos de Iglesia: San Pedro el hombre sencillo, San Pablo el intelectual. San Pedro organizó y dirigió la Iglesia en la primera hora y San Pablo consolidó su marco conceptual y teológico.  La conversión de san Pablo fue casi instantánea y para siempre. La de Pedro, con dedicación y ciertos altibajos. Pedro era una persona de la clase trabajadora manual un pescador. Un humilde creyente que hablaba desde el corazón y con una educación formal limitada. En cambio, Pablo era el intelectual, el pensador que hablaba desde su intelecto, un ciudadano romano bien educado y un hombre religioso profesional.  

Pedro no sólo insiste en que él permanecerá con su Señor, él confiesa su deidad: “Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios” (Juan 6, 69). Después de esta confesión, Cristo le dice a Pedro que Él edificará su Iglesia sobre él.   No podemos decir que la súbita conversión de San Pablo es superior a la lenta y sinuosa conversión de San Pedro; ambas llegan a su destino, pero por diferentes vías.   San Pedro escribió dos cartas o epístolas que forman parte de la Sagrada Escritura. 

            El Papa Francisco presenta a dos hombres gigantes en materia de fe: San Pedro y san Pablo. Asevera el santo Padre: la Iglesia mira a estos dos gigantes de la fe y ve a dos Apóstoles que liberaron la fuerza del Evangelio en el mundo, sólo porque antes fueron liberados por su encuentro con Cristo. Él no los juzgó, no los humilló, sino que compartió su vida con afecto y cercanía, apoyándolos con su propia oración y a veces reprendiéndolos para moverlos a que cambiaran. A Pedro, Jesús le dice con ternura: «He rogado por ti para que no pierdas tu fe» (Lucas 22,32), a Pablo le pregunta: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» (Hechos 9,4). (Homilía, 29 de junio 2021).