19 de junio de 2022

¿DEBEMOS JUZGAR A LOS DEMÁS, O NO? Evangelio Lunes 20 de Junio 2022


¿DEBEMOS JUZGAR A LOS DEMÁS, O NO?        
Evangelio Lunes 20 de junio 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Dijo Jesús a sus discípulos: «No juzguen, para que no sean juzgados. Porque con el juicio con que juzguen serán juzgados, y con la medida con que midan serán medidos. ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu ojo? ¿O cómo vas a decir a tu hermano: "¿Deja que te saque la brizna del ojo”, teniendo la viga en el tuyo? °°° Mateo 7, 1-5.  
            El único que sabe y tiene el derecho a juzgar se llama Dios. Afirma el profeta Isaías: No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios. La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas.” (cfr. Isaías 11, 1-10). Jesucristo vino al mundo no para juzgarlo sino para que el mundo se salve por medio del Nazareno. (cfr. Juan 3, 16-17). 

Así que no nos podemos precipitar a juzgar a los demás, en su hablar y en su actuar. No podemos caer en el error de clasificar a las personas en buenos y malos; los que se salvan y los que se condenan. La pregunta a lugar sería: ¿Quién te nombró juez de los demás? ¿Con qué autoridad juzgas a los demás?
 
            La comunidad está por encima de cualquier valor particular. Si todos somos sociedad, por qué no dejamos de juzgarnos los unos a los otros y nos decidimos a darle la mano a aquel que se equivoca. Todos somos necesarios, decía el santo Padre Francisco con motivo de su visita a Colombia, discurso a las autoridades, el 7 de septiembre del 2017: “Todos somos necesarios para crear y formar la sociedad. Esta no se hace solo con algunos de «pura sangre», sino con todos. Y aquí radica la grandeza y belleza de un país, en que todos tienen cabida y todos son importantes”. 

Y añade el Papa: “Superemos el odio y la venganza, para caminar hacia la reconciliación.  Cuando se trata de juzgar, el poder de Dios es misericordioso y no martiriza, ni lastima a las demás personas. Dios es el único juez justo.  

            La Hipocresía, es la habilidad de un ser humano para cambiar el orden de su propia vida. El cristianismo no se puede convertir en la religión donde se van adquiriendo una serie de malos hábitos, que dejan mucho que desear de la esencia de un Evangelio, propuesto por el Maestro de Nazaret, para la salvación de la humanidad. El punto convergente de la predicación del Reino de Dios es precisamente la unidad entre lo que se anuncia y lo que se vive. Cuando las personas se preocupan demasiado por juzgar a los demás, caen en el desafortunado y mal hábito de la hipocresía.

La autoridad moral define la vida de una persona en una sociedad. Hará mucho bien quien logre la unidad total entre lo que dice y lo que hace. Entre lo que dice y lo que habla. Entre lo que dice y cómo reacciona. Entre lo que dice y lo que cumple. Entre lo que dice y lo que vive en su interior. Hipocresía no es el lenguaje de Cristo.