7 de junio de 2022

LA LEY DE DIOS ES JUSTICIA, CARIDAD Y MISERICORDIA Evangelio Miércoles 8 de Junio 2022


LA LEY DE DIOS: JUSTICIA, CARIDAD, MISERICORDIA          
Evangelio Miércoles 8 de junio 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“El Maestro dijo a sus discípulos: «No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos.” Mateo 5, 17-19.
 
      La liberación es una idea genial que se le ocurre a Jesús de Nazareth, cuando le plantea a la humanidad, pensar más en la lógica de Dios y menos en el juicio imprecativo de los seres humanos. Liberarse implica cumplir la ley de la verdad y del amor. La liberación que plantea Dios, es una liberación del pecado, es búsqueda de la santidad, es conversión radical, es vivir la justicia, la caridad y el amor. Es muy diferente en su apreciación la ley de Dios y la ley de los seres humanos. El salmo 18 de la Sagrada Escritura define la ley de Dios: “La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos. La voluntad del Señor es pura y eternamente estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.”
 
            Jesucristo no permite que alguien utilice la ley de Dios para condenar a los demás, mas aún cuando aquel que pretende condenar es igual o un superior pecador. Razón suficiente tiene el Papa Francisco cuando enseña que: Jesús revoluciona y sacude fuertemente aquella mentalidad cerrada por el miedo y recluida en los prejuicios. Él, sin embargo, no deroga la Ley de Moisés, sino que la lleva a plenitud, declarando, por ejemplo, la ineficacia contraproducente de la ley del talión; declarando que Dios no se complace en la observancia del sábado que desprecia al hombre y lo condena; o cuando ante la mujer pecadora, no la condena, sino que la salva de la intransigencia de aquellos que estaban ya preparados para lapidarla sin piedad, pretendiendo aplicar la Ley de Moisés. Lo que Dios quiere es que todos los hombres y mujeres se salven. Misericordia quiero, no sacrificios”. (Homilía, 15 de febrero 2015). 

            Un buen conocedor de la ley de Dios, comparte los mismos ideales de su fe: “¿De qué le vale al hombre ganar todo el mundo, si al final se pierde a sí mismo?” (Mateo 16, 26). Quien tenga compasión de los demás, quien no descarte a los demás, quien se apiade y practique la misericordia de los demás, ese cumple perfectamente con la ley de Dios. (cfr. Un buen samaritano, Lucas 10, 25-37). Llegará a la vida eterna aquella persona que cumpla con la ley de Dios. Amar a Dios y a los demás, se amará y estimará todo lo que Dios le ha dado.