2 de junio de 2022

EL DESEO DE JESUCRISTO ES LA UNIDAD DE SU IGLESIA Evangelio Miércoles 1 de Junio 2022


EL DESEO DE JESUCRISTO ES LA UNIDAD DE SU IGLESIA       
Evangelio Miércoles 1 de junio 2022
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“En la última Cena, levantando los ojos al cielo, dijo Jesús: “Padre santo, ampara a mis discípulos, dándoles el mismo nombre que me diste, para que sean uno como nosotros. Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de perdición, para que se cumpliera la Escritura. Pero ahora voy a ti, y digo estas cosas en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría colmada.” (Juan 17, 11b-19).
      Justamente en ese capítulo 17 del Evangelio según san Juan, los estudiosos de la Sagrada Escritura, le llaman “La oración del buen Pastor”. Podemos imaginarnos a un Jesús de Nazareth, orando en voz alta. Buscando con ese tipo de oración, ser escuchado por sus discípulos y a la vez a través de la oración que quienes deseen ser discípulos de él, entiendan cuáles son los deseos de su Maestro. Es muy elocuente la oración del Salvador del mundo. Primero, encomienda a todos sus seguidores ante su Padre celestial. Segundo, aparece una petición que brota del profundo de un corazón de Aquel que ama su misión y la misión que van a realizar en nombre de él: “No pido que los saques del mundo, pero sí que los guardes del maligno.” Tercero, la verdad será el soporte y el éxito de los futuros comunicadores de la Palabra del Redentor del mundo.
 
            El Papa Francisco nos permite entender un aspecto esencial del testimonio del Señor Resucitado: es la unidad entre nosotros, sus discípulos, como la que existe entre Él y el Padre. "Que sean una sola cosa como nosotros". De este eterno amor entre el Padre y el Hijo, que se extiende en nosotros por el Espíritu Santo, toma fuerza nuestra misión y nuestra comunión fraterna; de allí nace siempre nuevamente la alegría de seguir al Señor. (Homilía, 17 de mayo de 2015).
 
Debemos entender que: Los mártires y la comunidad cristiana tuvieron que elegir entre seguir a Jesús o al mundo. Habían escuchado la advertencia del Señor de que el mundo los odiaría por su causa; sabían el precio de ser discípulos. Para muchos, esto significó persecución y, más tarde, la fuga a las montañas, donde formaron aldeas católicas. Estaban dispuestos a grandes sacrificios y a despojarse de todo lo que pudiera apartarles de Cristo. Los mártires nos invitan a poner a Cristo por encima de todo y a ver todo lo demás en relación con él y con su Reino eterno. Nos hacen preguntarnos si hay algo por lo que estaríamos dispuestos a morir.  (Papa Francisco, Homilía, 16 de agosto 2014).
            Existen prioridades divinas que no son negociables: Vocación cristiana y misión se convierten en sinónimo de desprendimiento en la Buena Nueva de Jesús de Nazaret. El apostolado se hace fecundo cuando hacemos la voluntad de Aquel que lo instituyó.