PARA DIOS TODOS SOMOS DISCÍPULOS Evangelio sábado 27 de mayo 2023
PARA DIOS TODOS SOMOS
DISCÍPULOS
Evangelio sábado 27 de
mayo 2023
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
“Dijo Jesús a Pedro: Sígueme. Pedro
entonces, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús tanto quería
el mismo que en la cena se había recostado en su pecho y le había dicho: Señor, ¿Quién es el que te va a entregar?Al verlo, Pedro
dice a Jesús: Señor, y éste, ¿qué? Jesús le respondió: Si quiero que se quede
hasta que yo venga, ¿Qué te importa? Tú, sígueme. Corrió, pues, entre los
hermanos la voz de que este discípulo no moriría.” °°° Juan 21, 20-25.
Cada
persona, cada creyente, cada bautizado, cada consagrado, cada consagrada, cada
misionero, cada discípulo, tienen su propia vocación, su propio destino, su
propia misión que deben cumplir. Para el
pensamiento de Dios, no existen discípulos mejores o peores que otros. Dios
no admite que quienes son sus seguidores sufran de la envidia, el mal hábito de
compararse con los demás, el errado concepto de clasificar a las personas,
descartar a los demás.
La
guerra psicológica en todos aquellos que creen en el Maestro, deja mucho que
desear de su estado de fe y de su limpieza de corazón. El
Hijo de Dios, pregunta: Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿qué te
importa? Para Dios todos somos
discípulos.
¿En qué faltas o debilidades no debe caer
un discípulo? La respuesta: en la soberbia, la envidia, la ira, la
hipocresía, discriminar a los demás. San
Juan Damasceno considera que la envidia es una especie de tristeza, es tristeza
del bien ajeno. El objeto de la tristeza es el mal personal. San Pablo
considera la envidia como un pecado de la carne. (cfr. Gálatas 5, 19-21).
La envidia no ha
tenido buenos términos según la Escritura: Caín terminó con la vida de su
hermano por envidia. (cfr. Génesis 4, 3-5); Esaú envidió a su hermano Jacob por
una bendición. (cfr. Génesis 27, 41); Raquel envidiaba a su hermana, por asunto
de no tener hijos (cfr. Génesis 30, 1); Saúl siente envidia de David por su
éxito. (cfr. 1 Samuel 18, 6-9); Jesucristo fue envidiado por las autoridades
judías (cfr. Marcos 15, 10). La envidia
hace mucho mal a la Iglesia.
La Escritura prevé a las personas de ira
incontrolable porque perjudican su mismo éxito y el bien de los demás.
(cfr. Proverbios 29, 22). La teología
moral enseña que la ira se opone a la mansedumbre. San Dionisio enseñaba que el
mal del alma es obrar sin razón. La ira siempre obra sin razón. Jesucristo
condenó la hipocresía.
Dicen
que la hipocresía es la falsificación de la vida, la perversión del pensamiento
y la profanación de la palabra. (cfr. Mateo 23, 27-32). Discriminar a los demás, es una violación
de los derechos de cada persona, a que la traten y miren como una persona.
El profeta Isaías advertía: “Velen por los derechos de los demás, practiquen la
justicia, porque mi salvación está a punto de llegar y mi justicia a punto de
manifestarse” (cfr. Isaías 56, 1. 6-7).
SI
DESEAS ESCUCHAR EL AUDIO DE ESTA REFLEXIÓN HAZ CLICK AQUÍ
https://youtu.be/Nmmz898utpY ✋