PAZ Y ALEGRÍA PARA LOS FUTUROS DISCÍPULOS
Evangelio martes 9 de mayo 2023
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Dijo Jesús a sus discípulos: «La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis.
Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que, como el Padre me ha ordenado, así actúo yo». Juan 14, 27-31ª
Un buen discípulo escucha, medita y se deja guiar por las enseñanzas de su Maestro. Lo primero que se le ocurre el Nazareno es ofrecerle la paz a todos aquellos que lo sigan y cumplan su mandato de ir por todo el mundo anunciando su Palabra con sus carismas y talentos, haciendo tanto bien a las demás personas. Quien está preparado vive en paz con Dios, con todos y consigo mismo, con la lámpara de la fe encendida.
San Pablo recuerda a quienes viven en Colosa que conserven la paz que Cristo les regaló, que la conserven en su corazón. “no se olviden de dar gracias a Dios. Que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza, instruyéndose unos a otros en toda sabiduría y aconsejándose mutuamente. Ya que viven en la gracia de Dios, cántenle con todo el corazón salmos, himnos y cantos espirituales. Y todo lo que digan o hagan, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús, dando gracias por él a Dios Padre.” (Colosenses 3, 12-21).
Un buen discípulo se propone vivir en paz con Dios y acepta la alegría que viene de Dios como una gracia especial para su misión. La Sagrada Escritura recuerda que la mayor alegría es el amor, vivir de acuerdo a la verdad y servir a los demás. El apóstol Juan advierte: “No hay para mí mayor alegría que mis hijos vivan de acuerdo con la verdad” (III de Juan 1, 4). Existe mayor alegría en dar que en recibir. (Hechos 20, 35). “El fruto del Espíritu es el amor, la alegría, la paz, la paciencia, la amabilidad. (cfr. Gálatas 5, 22-23).
Un excelente discípulo predica y anuncia un Evangelio de la alegría. “la conversión de nuestro espíritu, es motivo de alegría; olvidar odios y rencores, eso es suficiente motivo de alegría; perdonar y olvidar, otra fuente de alegría, recibir y dar, da mucha más alegría.”
Advierte el hermeneuta bíblico: “Así como la Cruz trajo tantas lágrimas
para Jesús para los discípulos, esa misma Cruz será el motivo de nuestra
libertad y de nuestra felicidad pascual, gracias a ella podemos decir hoy que
hay sanación, redención, liberación, vida nueva en nuestra historia.”
https://youtu.be/aHVAImBD8do 👆
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