QUIEN AMA A DIOS TIENE MUCHO PARA OFRECER A LOS DEMÁS
Evangelio jueves 11 de mayo 2023
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Dijo Jesús a sus discípulos: Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado.” Juan 15, 9-11 Permanecer en el amor de Dios es un elemento clave para la obra evangelizadora de un futuro discípulo. Quien se deja amar por Dios, tiene mucho para ofrecerle a los demás. Existe un momento interesantísimo en la vida del Maestro de Nazareth que nos permite ver con claridad de cuál amor es el que habla Dios. Si Él dice “permanezcan en mi amor”, es porque su obra y la misión que realizamos en nombre suyo solo se cumple desde el amor y en el cumplimiento de su amor.
Un gesto maravilloso del
Maestro para enseñar la importancia del amor es su actitud en el lavatorio de
los pies. Se cumple lo que dice la Escritura: “Amó hasta el extremo” (Juan 13,
1).
«El Maestro y el Señor» (Juan 13, 14) se
abaja hasta los pies de los discípulos, como solo hacían lo siervos. Nos ha
enseñado con el ejemplo que nosotros tenemos necesidad de ser alcanzados por su
amor, que se vuelca sobre nosotros; no podemos prescindir de este, no podemos
amar sin dejarnos amar antes por él, sin experimentar su sorprendente ternura y
sin aceptar que el amor verdadero consiste en el servicio concreto. San Pablo experimentó en toda su plenitud el
amor de Dios. Dijo el apóstol: “Me amó y se entregó a sí mismo por mí”.
(Gálatas 2, 20).
El amor ha sido el patrimonio o el hilo
conductor del querer de Dios, desde la misma creación, el Hijo de Dios
brota del amor del Padre, y de la misma manera realiza su misión desde el amor
a su Padre, la sostiene durante todo el tiempo y prevé a sus discípulos para
que tengan en cuenta que con las armas del amor encontrarán el resultado de una
vida nueva.
Permanecer
en el amor de Dios, es contar con un soporte fijo para una misión interminable, es
el quehacer permanente de los hijos de Dios, es la solidificación de la fe, es
la tarea ineludible de la Iglesia. Dios nos envía a amar y el mismo sostiene
ese amor con los sacramentos, con la Iglesia, con la oración, con la presencia
de su Santo Espíritu.
El Papa Francisco
afirma que: El amor de Dios encierra un gran misterio: “Es un amor que no se
puede comprender. Un amor que supera
toda conciencia. Lo supera todo. Así de grande es el amor de Dios. Un poeta
decía que era como ‘el mar sin orillas, sin fondo…’, un mar sin límites” (cfr.
Homilía, 8 de junio, 2018).
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REFLEXIÓN HAZ CLICK AQUÍ
https://www.youtube.com/watch?v=ZRuNPJNRtZs&ab_channel=JairoYate
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