1 de noviembre de 2023

LA MUERTE NO TIENE LA ÚLTIMA PALABRA. Evangelio jueves 2 de noviembre 2023


LA MUERTE NO TIENE LA ÚLTIMA PALABRA 
   
Evangelio jueves 2 de noviembre 2023
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros.
 
Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.» Tomás le dice: «Señor, no sabemos dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.» Juan 14, 1-6.
 
            Debemos aprender a vivir de acuerdo al Espíritu de Dios. Esto comprende la vida, la gloria, la esperanza, la muerte.  Todo es un compendio. Es bien complicado hacerle entender a una persona que la muerte es una gracia de Dios, es una promesa divina, está en el plan de Dios, es la plenitud de la vida de alguien que cree en Dios y tomó muy en serio las palabras del Nazareno: “Que no tiemble vuestro corazón; crean en Dios y crean en mí”. La resurrección y la eternidad tienen la última palabra.
 
            Nuestro Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda el valor de la muerte desde el espíritu de la resurrección. Los católicos creemos que, si Cristo resucitó de entre los muertos, igualmente los justos vivirán para siempre en Cristo resucitado. Para resucitar con Cristo es necesario morir con Cristo, dejar este cuerpo para ir a morar cerca del Señor. (2 Corintios 5, 8).
 
El alma se separa del cuerpo, se reunirá con su cuerpo el día de la resurrección de los muertos. (cfr. Numerales 998 – 1014). No existe reencarnación después de la muerte. “Cuando ha tenido fin el curso de nuestra vida terrena, ya no volvemos a otras vidas terrenas.” (cfr. Lumen Gentium, 48).
 
            La muerte es un encuentro fenomenal con el Padre celestial. Así lo enseñó san Juan Pablo II, si la muerte es el enemigo inexorable del hombre, que trata de dominarlo y someterlo a su poder, Dios no puede haberla creado, pues no puede recrearse en la destrucción de los hombres (cfr. Sabiduría 1, 13).

 «Dios creó al hombre para la incorruptibilidad; le hizo imagen de su misma naturaleza; mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los que le pertenecen» (Sabiduría 2, 23-24). (cfr. Audiencia, 2 de junio, 1999).
 
            El Papa Benedicto XVI nos pone a pensar cuando nos recuerda que la verdadera muerte, a la que hay que temer, es la del alma, que el libro del Apocalipsis en la Biblia, denomina, muerte segunda. Quien muere en pecado mortal sin arrepentimiento. (cfr. Ángelus, 5 de noviembre, 2006).
 
El Papa Francisco propone que la muerte es el gran abrazo con Dios, para ser vivido con la esperanza. Morir bien, en paz y con esperanza. (cfr. Homilía, 29 de noviembre, 2019).
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https://youtu.be/2gwgjmCt1dI