UN BUEN CREYENTE SABE VIVIR EN COMUNIDAD
Evangelio lunes 13 de noviembre 2023
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
“Jesús dijo a sus discípulos: «Es inevitable que sucedan escándalos; pero ¡ay del que los provoca! Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar.Tened cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: "Lo siento", lo perdonarás.» Los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe.» El Señor contestó: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar." Y os obedecería.» Lucas 17, 1-6
Jesucristo nos pone a
pensar en la posibilidad de que no existe comunidad perfecta, siempre habrá
momentos difíciles, escándalos, malos entendidos. La regla a seguir es la
prudencia como base de todas las virtudes cristianas.
La
virtud de fondo para vivir bien en comunidad es ser una buena persona de fe.
Alguien que alimenta la fe. Alguien que le pide a Dios madurar en
la fe. Alguien que busca siempre comportarse como una persona de fe. Nada
extraño que los apóstoles dijeran a su Maestro: “Auméntanos la fe”.
La Sagrada
Escritura habla de un padre de la fe. Abraham
es considerado como un ejemplo y rectitud en materia de fe. La vida de este
espectacular personaje está narrada en la Biblia (cfr. Génesis 12-17).
Abraham
obedece sin poner condiciones lo que el creador del mundo le indica.
Para madurar en la fe, es necesario escuchar, cuando la persona escucha
correctamente hace la voluntad de Dios. La persona se somete al querer de Dios
(cfr. Génesis 12, 4). La fe se convierte en fundamento de las cosas que se
esperan, prueba de las que no se ven. (Hebreos 11, 1).
La fe se apoya en la Palabra de Dios y exige fidelidad por parte de
la persona. Dice la Escritura: mantengamos firme la confesión de la esperanza,
porque fiel es el que hizo la promesa. (Hebreos 10, 23).
La
segunda recomendación de Dios para que vivamos en comunidad, es el perdón. La
vida del Maestro nos muestra el corazón de Dios; el cual se alegra y goza con
el perdón de la humanidad. Busca lo que está perdido, prefiere a aquellos que
son despreciados, fortalece a quienes se encuentran débiles, su mirada está
siempre centrada en el dolor, el sufrimiento, el perdón etc.
La misericordia y la bondad de Dios,
son los latidos de su corazón. “No permitan que la noche los sorprenda
enojados” (Efesios 4, 26). La
misericordia es y debe ser el ideal de vida y el criterio de credibilidad.
“Dichosos los misericordiosos” (Mateo 5, 7)
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https://youtu.be/GPt3J6S-G8c
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