Evangelio jueves 9 de noviembre 2023
Padre, Jairo Yate Ramírez. Arquidiócesis de Ibagué
a los
cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las monedas; y a los que
vendían palomas les dijo: "Quiten todo de aquí y no conviertan en un
mercado la casa de mi Padre". En esos momentos, sus discípulos se acordaron
de lo que estaba escrito: El celo de tu casa me devora. Después intervinieron
los judíos para preguntarle: "¿Qué señal nos das de que tienes autoridad
para actuar así?" Jesús les respondió: "Destruyan este templo y en
tres días lo reconstruiré". °°° Juan 2, 13-22.
Los
templos tienen su razón de ser. Cada persona los puede admirar desde su
belleza, su arquitectura, su tradición, su razón histórica, etc. La Sagrada Escritura nos regala buenas
enseñanzas sanas y equilibradas acerca del templo. La historia de la salvación
presenta al templo como un signo visible
de la presencia de Dios en medio de su pueblo.
La
experiencia de los primeros creyentes fue el arte de comunicarse con Dios a
través de los patriarcas y los profetas. La tienda del encuentro fue una
excelente modalidad para encontrar a Dios. La
idea genial aparece en la historia de Salomón y la construcción de un templo.
Jesucristo le propone a la Samaritana pensar en la posibilidad de adorar a Dios
en espíritu y en verdad. La idea no queda restringida ni a Jerusalén, ni en un
cerro Garizim. (cfr. Juan 4, 19-23).
San Pablo nos regala una hermosa
enseñanza afirmando que los bautizados y
los creyentes somos templos de Dios, que el Espíritu de Dios habita en
nosotros, ese templo somos nosotros. La sabiduría de este mundo es necedad ante
Dios. (cfr. 1 Corintios 3, 16-23). Existen momentos en que el Salvador del
mundo aprovecha la tradición que ya tenían sobre el templo, y evangeliza sobre
el verdadero sentido del templo.
Por
ejemplo, Jesucristo conecta el tema de
las ovejas con el atrio del templo, como institución humana que los
califica como ladrones y bandidos. (cfr. Juan 10, 1). Otro término que usa el
Maestro, es bandido, los dirigentes del templo obligan a la gente a someterse a
la violencia de su sistema. (cfr. Juan 2, 13-16).
La
basílica de Letrán en nuestra Iglesia Católica es la más famosa que existe.
El Papa Silvestre I consagró la basílica en el año 324. En su frontis aparece
el nombre de Madre y cabeza de todas las Iglesias de la ciudad y del mundo.
“Omnium urbis et orbis ecclesiarum mater et caput”. Tiene dos capillas, una
dedicada a san Juan Bautista y otra a san Juan Evangelista. Allí se celebraron
5 concilios ecuménicos.
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