Evangelio sábado 18 de
noviembre 2023
Padre, Jairo Yate Ramírez.
Arquidiócesis de Ibagué
Durante mucho tiempo no quiso, pero después
se dijo a sí mismo: "Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, como
esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que no venga
continuamente a importunarme."» Dijo, pues, el Señor: «Oíd lo que dice el
juez injusto; y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él
día y noche, y les hace esperar? Os digo que les hará justicia pronto. Pero,
cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?» Lucas 18,
1-8.
La oración exige perseverancia. A lo
largo de la historia de la salvación el pueblo de Dios fue aprendiendo un
vocabulario, un lenguaje, una actitud, un medio para entrar en comunión con
Dios. Abraham, Moisés, los patriarcas,
los profetas, se comunicaban con Dios. Orar es hablar con Dios, comunicarse con
el creador, expresarle a Dios nuestros sentimientos, nuestras inquietudes,
permitir que el espíritu navegue en la Gracia de Dios.
El Hijo de Dios nos da ejemplo de su
capacidad de oración, desde que inició su ministerio hasta que lo llevó a su
culmen en el madero de la Cruz. Nunca hay que abandonar la oración, hay que
perseverar en ella. La perseverancia es una virtud que nos permite tener
firmeza y constancia en nuestra manera de ser, en lo que hacemos, en lo que
cumplimos en lo que nos comprometemos.
La
Sagrada Escritura nos regala tres parábolas en donde aprendemos claves para ser
buenas personas de oración. Por ejemplo: Nuestra oración debe ser
insistente. Parábola del amigo inoportuno. (cfr. Lucas 11, 5-13). Debemos orar
siempre y sin cansancio al estilo de la viuda pertinaz. (cfr. Lucas 18, 1-8)
Una oración que sea humilde, delante de Dios, sin arrogancia, sin hablar de
méritos, sino solo comunicarse con Dios. El fariseo y el publicano. (cfr. Lucas
18, 9-14). El apóstol san Pablo recomienda: «Recen constantemente. En todo den
gracias» (1 Tesalonicenses 5, 17-18).
El
Papa Francisco recomienda una oración continua que sea el punto de la
existencia cristiana. el monje Evagrio Pontico recomendaba: tenemos
una ley que nos manda orar sin cesar.
San Juan Crisóstomo indicaba: es posible hacer una frecuente y oración
ferviente, es posible en su negocio, mientras compran, mientras venden, o
también mientras cocinan». (cfr.
Audiencia, 9 de junio, 2021).
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